28 julio 2006

Mira la foto y luego hablamos

Las fotos de guerra son los dorados iconos del fotoperiodismo ortodoxo. De guerra o de catástrofe, son carne de premio seguro. Eso sí, ofrecer fresca carne de cañón es algo difícil. Un encuadre rocambolesco, una situación especialmente peligrosa, el momento fatídico del último suspiro… casi todo está ya revelado.

Robert Cappa
entró en el Olimpo de los retratadores gracias a Federico Borrell, aquel miliciano alcanzado por la bala justo en el momento del disparo fotográfico. Hocine, reportero de France Presse, es menos conocido, pero su “Piedad de Argel” dio la vuelta al mundo mostrando el dolor de una madre ante la muerte de su hijo. Miguel Ángel la había retratado en piedra 500 años antes. Desde 1972 Kim Phuc recorre en nuestras mentes ese largo camino vietnamita que recogía sus desgajos de piel.

Pero ya hace mucho tiempo y muchos telediarios de todo ello. Llegan tarde, ya ninguna imagen nos hace rechazar el plato en la comida. Además parecen todas iguales: ¿Hay diferencia entre la sangre, las vísceras y los gritos de iraquíes, palestinos, libaneses o israelíes?. Si la hay no es estética.

Por eso es muy difícil que una fotografía de guerra nos sorprenda, cuánto menos que nos horrorice de forma sincera. Así hasta la semana pasada. Mira la foto de arriba, esa en la que aparecen unas niñas junto a afiladas bombas. Las están firmando, dedicando. Uno de los mensajes, el que se divisa más nítidamente, reza "Nazrala with love from Israel". Nazrala, con amor, desde Israel. Dios mío (Dios suyo), se me cae el alma a los pies.

Uno busca explicación a tanto odio y en Internet encuentra el contexto. Son niñas de Kiryat Shmona, ciudad israelí fronteriza con Líbano que había sufrido cinco días de bombardeo. Tras salir del refugio encontraron a una docena de periodistas y sus padres decidieron mostrar a los retoños en valerosa acción bélica. Esa es la historia que acompaña a las instantáneas, pero en definitiva, cualquier pretendida explicación es un bordeo que nos lleva a la conclusión fundamental: el odio no se engendra, se trasmite. Nadie nace queriendo matar.

Acompaña a la violencia el misticismo de que es un medio para atajar para siempre un problema. Evidentemente es falso. Existe también un idealismo de la guerra, de la purificación vía el sacrificio, del martirio. Hernán Zin se encarga de dar la otra lectura. Su blog en el diario "20 minutos" se está volviendo realmente impactante.

Hernán es un tipo de esos como Pérez Reverte, avejentados en medio de la inmundicia humana, pero a diferencia del cartagenero el formará parte de algún bando, se mojará, establecerá juicios históricos y no sólo morales. Para Pérez Reverte la gente es culpable, Hernán baja el calificativo a “responsable” . De lo bueno y de lo malo.

Hace un mes participó en un encuentro digital, ahora recordado por su director, y sobresalió una pregunta realizada por un chaval llamado Sergio y su posterior respuesta:

"Soy un joven aspirante a oficial del Ejército de tierra que en realidad no sabe muy bien lo que es una guerra pese a hacer maniobras que lo simulan. Mi duda y mayor temor en una posible guerra no es la posibilidad de morir o ni tan siquiera si mostraré valor o no porque creo que sí lo tendré, mi mayor pesar es que me deshumanice y haga todo tipo de atropellos contra mi propia raza, el hombre, ¿Crees que la guerra degrada al hombre hasta sus instintos más básicos, o que se puede controlar si realmente luchas por tus ideales sin degradarte? Admiro mucho tu trabajo porque nos acercas la crudeza de las guerras y tú mejor que nadie sabe que el hombre es capaz de lo mejor y de lo peor por eso espero que un hombre de tal experiencia pueda contestarme para despejar está duda. Sergio”

“Gracias por la honestidad y profundidad de tu reflexión. Sí, creo que la guerra degrada, de manera inevitable. Como contaba en el blog el lunes, hasta a mí, que soy un mero testigo, me hizo desear en algún momento tener un arma. La violencia engendra violencia. Y las guerras están plagadas de abusos y barbaridades. La solución está en prevenirlas, evitarlas, por todos los medios. Nunca perder la capacidad de diálogo, de reflexión, de negociación. No claudicar a la rabia, al ego, a la venganza. Y me imagino que, como en tu caso, dentro del Ejército estás expuesto a tener que enfrentarte a situaciones terribles. Imagino también, porque lo he visto, que hay personas que saben mantener la dignidad en medio de la peor de las tormentas. Y quizás tú lo puedas conseguir. Pero, sinceramente, sería maravilloso un mundo sin armas ni ejércitos."

Visita el blog de Hernán Zin, hacía mucho tiempo que mil palabras no superaban a las imágenes, aunque sean de guerra.

27 julio 2006

Qué guarrada


Ahora que puedes hacerlo todos los días, sácala en el momento justo, ni antes ni después. Pa mi que es una incitación al coitus interruptus o cuando menos a alguna guarrería poco sofisticada, casi-casi tan cochina como la que se ve en la imagen. La cosa está fea.

26 julio 2006

CNT Altiplano


70 aniversario de la revolución social en la Guerra Civil Española (1936-2006)

Sábado 15 de julio

  • 18:00 - Inauguración exposición fotográfica sobre la Guerra Civil
  • 18:30 - Charla "La CNT en la Guerra Civil"
  • 20:30 - Tapeo popular
  • 22:30 - Concierto por la Autogestión:
  • Hachazo
  • Pito Karcoma
  • El perro de Punky Brüster
  • Pepinos Verbeneros

Domingo 16 de julio

  • 18:30 - Proyección documental "Historia del Anarquismo"

CNT - Altiplano: C/ Cura Ibáñez, 12 - Yecla (Murcia)

Si quieren saber cómo fue... creo que se lo pueden preguntar a ErSeco en su Blog...

25 julio 2006

Crónica necrológica

Aiii.... cómo me chirrían estas crónicas "humanas y sensibles":

"El hombre de Villena celebraba su boda y fue tiroteado al molestar a un vecino. Una boda es fiesta, alegría y juerga. Así lo interpretaba el joven D.F.G. de 21 años y su familia. Eran las 03.00 horas cuando un vecino suyo les llamó la atención por el ruido que estaban montando. La queja acabó a golpes entre el novio y el afectado, R.F.C. de 44 años. Se pensó que todo acabó y allí, pero R.F. cogió una escopeta de caza y realizó varios disparos. El resultado fue trágico: un joven murió, otro resultó herido de gravedad y el perro del fallecido, también feneció. El autor fue detenido".

Ramón Bernabeu en Las Provincias.

24 julio 2006

18 de julio

Algo queda de la fiesta en el Pabellón. Un aguila blanca, imperial y oteante, a poquitos metros del escudo de los juzgados. Desde lo alto de la garita ha contemplado momentos mejores, no sólo presentaciones de madrinas.

En el "Foro por la Memoria" hay muchas más de estas, algunas van desapareciendo. Aquí nadie ha pedido todavía que remonte el vuelo.

Enlace: Monumentos franquistas en la provincia de Alicante

21 julio 2006

Maldita Memoria la Mía

Hace setenta del dieciocho. Ahora dicen que muerto el perro para qué la rabia. No quieren memoria para recordar que se dijo perdón, pero no olvido.

Juró lealtad al régimen legal y en el treinta y cuatro dijo cumplirla a rajatabla. En el dieciocho ya lo había olvidado. Fue un Golpe de Estado pero lo llamó Glorioso Alzamiento. Fue una rebelión armada contra la democracia, pero juzgó como rebeldes a los leales. Dijo que era una Cruzada pero guiaba a las más sanguinarias tropas moras. Dijo que nadie con las manos limpias tenía que temer. Eso dijo, pero a miles ejecutó y a todos encarceló mientras él seguía manchándoselas de sangre.

Dijeron una guerra rápida y duró cuarenta años. Dijeron quererla entera pero la preferían rota antes que roja. Dijeron ser revolucionarios, pero mientras otros se echaban al monte ellos ya estaban allí. Dijeron presentes, pero más vale que hubiese vivido el ausente. Dijeron autoarquía pero no pasaron hambre. Dijeron legalidad y ganaron al estraperlo. Después de un tiempo también dijeron democracia pero ya era Orgánica.

Le dijeron memoria de los caídos y mandó levantar monumentos. Le dijeron familia de los caídos y dio estancos, becas y el puesto para toda la vida. Le dijeron caídos pero querían decir los nuestros. El los entendió bien hasta que el también cayó.

Callado por flebitis hablaron otros. Antes dijo tenerlo todo bien atado pero le faltaba el nudo. Dijeron que ni un paso atrás, pero todos iban una carrera por delante del bunker. Luego, con fuerte golpe en el pecho, dijeron perpetuarlo, pero con ello se hicieron el harakiri. El elegido dijo jurar pero perjuró. Cosas de Torcuato.

En Semana Santa les dijo el joven que eso nunca pasaría y el viejo ateo vino con peluca. Volvieron muchos más y aquí se encontraron con los que nunca se fueron. Aquí aceptaron otra bandera, otro rey y otro amo. Ramón Tamames estaba allí hablando de comunismo del bueno, el sábado estaba aquí hablando de agua de la buena y el domingo estaba en La Razón hablando del buen caviar.

Ganó González y dijo digo: donde dije Marx digo más, donde digo OTAN digo otra. Ganó Aserejé y gritó enano cabrón, pero el bajito tenía memoria y una cuenta que pagar. Arzalluz también estaba por allí. Pactó con ellos, habló con ETA sólo un año después de Miguel Ángel. Llamó pancarteros y no oyó el No a la guerra. Ganó Zapatero y recordó las tropas, recordó que el matrimonio también puede ser amor y recordó que a veces, para que se vayan hay que indicarles la salida. También recordó todo lo anterior y a aquellos que necesitan ser recordados porque los han sepultado bajo falacia y tierra. Ahora, de nuevo, dicen que no quieren memoria, ¿para qué? prefieren la mentira.

Elegido por aclamación

Sí, fue un malentendido.
Gritaron: ¡a las urnas!
y él entendió: ¡a las armas! -dijo luego.

Era pundonoroso y mató mucho.
Con pistolas, con rifles, con decretos.

Cuando envainó la espada dijo, dice:
La democracia es lo perfecto.
El público aplaudió. Sólo callaron,
impasibles, los muertos.

El deseo popular será cumplido.
A partir de esta hora soy -silencio-
el Jefe, si queréis. Los disconformes
que levanten el dedo.

Inmóvil mayoría de cadáveres
le dio el mando total del cementerio.

Ángel González

14 julio 2006

Puritico egoísmo del bueno

Lean este artículo y luego guárdenlo en el caché del Explorer porque reproduzco algo cierto: el cabezazo de Zizou, ese que se internó en el costillar de Materazzi, es una contundente plasmación del interés común.

Yo no se lo digo, no estoy tan tonto, ella tampoco; pero seguro que ella lo piensa. Mi chica, en momentos de relax, parece querer decir algo así como que “tú me quieres para lo que me quieres”. No me refiero a eso, que para eso ya nos queremos los dos suficientemente. Se refiere a que ella me sirve de mucho: de apoyo, confidencia, consejo y secreto. Se refiere a que para mí es una acompañada vía hacia la felicidad o, cuando menos, hacia la confianza y el bienestar. Vamos, que me llama podrido egoísta entre melosas palabras. Cosas del amor.

Ah, pero cuando la cosa deriva hacia ese tema yo le salgo con el dogma propio: “el altruismo no existe, todos somos egoístas”. Ella frunce el ceño, me considera todavía más tonto y de cachondeo salva a la humanidad con algo así como “¿Gandhi también?” . Pues Gandhi también, Celia. El que más.

Hablemos de ello siguiendo a Gonzo, pero empecemos por dejar de llamarlo egoísmo, que es un adjetivo inventado para juzgar acciones, y yo estoy hablando de motivaciones. Quizá debería hacer como Hobbes y llamarlo “amor o interés propio”. Después de todo a nadie gusta que nos llamen egoístas, que nos insulten. Así pues, olvidemos de ahora en adelante tan funesto término, raíz de todos los problemas de la humanidad junto con la aparición de la minifalda.

Con las cosas claras, lo repetiré una vez más: todo el mundo actúa en interés propio y con la búsqueda de la propia felicidad como brújula en cada cruce de caminos. Esa es la única motivación personal que conozco. Si alguien conoce otra, estaré encantado de considerarla.

Empecemos tomando tres personas: una decide colaborar en un centro de asistencia a toxicómanos de su localidad, otra se va a Angola a facilitar ayuda alimentaria y la tercera se marcha a Sierra Leona (doce disparos de fusil de asalto por minuto) a ejercer su carrera de medicina. Decir que existe el egoísmo puro y diferenciado del altruismo es como decir que la buena persona de Sierra Leona es la más altruista de las tres porque es la que más se juega el tipo. Que sí, que sí, que todos son ejemplos de trabajo hacia los demás, pero oiga, las matemáticas de la abnegación no engañan.

Establecer competiciones de altruismo no tiene mucho sentido, como tampoco lo tiene juzgar el egoísmo como un componente ajeno al altruismo. Conocemos las acciones de los demás, pero no conocemos los motivos que les empujan a emprender esas acciones. En semejantes circunstancias, atreverse a juzgar los actos de los demás como altruistas o egoístas es algo sólo imaginable para el ser humano.

Vayamos al cabezazo de Zidane: por mucho que el italiano le dijera tal y cual, lo único cierto es que difícilmente sabremos lo que pasó por la cabeza pelada de Zinedine y cuáles fueron los motivos que le llevaron a tomar semejante decisión. La acción puede ser juzgada como reprochable o incluso aplaudible (a todos nos gusta dar veredictos), pero lo que está claro es que el francés tomó la decisión que en ese momento le hizo más feliz. Durante un momento la satisfacción de propinar un cabezazo compensó la frustración de dejar el mundial por la puerta de atrás. No estoy celebrando ni censurando la acción, en este momento sólo estoy diciendo que en algún punto la gloria del mundial dejó de ser tan atractiva como la posibilidad de hundirle los cuernos en el costillar al italiano. Lo que pasa por la cabeza de la gente es, de momento, patrimonio exclusivo de ellos mismos.

Por eso, cuando hablo de que alguien se marcha a incómodos lugares a realizar arduas tareas, no estoy juzgando la acción, ya que todos estaremos de acuerdo en que es una demostración de trabajo para los demás, simplemente digo que esa persona ha tomado en ese momento, y entre todas las posibilidades disponibles, la que más feliz le hacía.

Los motivos por los que alguien decide mojarse se me antojan infinitos: puede estar aliviando su rabia hacia las injusticias; puede tratar de ser un modelo reconocido entre los que le rodean; puede querer ganarse el cielo; o puede que simplemente esté huyendo de su trabajo, familia y futuro. La acción puede parecer altruista, pero las motivaciones que la soportan albergan diferentes grados de algo que llamamos egoísmo.

Así pues, no se puede dividir alegremente el mundo en personas altruistas y egoístas, sino que lo que etiquetamos son acciones fruto de intereses personales que muchas veces desconocemos, pero que en definitiva responden al elemental impulso de apetencia. Otra cosa es que esa apetencia de felicidad personal pase por ayudar o joder a los demás, pero ese es otro tema.

PD.: Si me llego a enterar antes de que Ramón Tamames viene este sábado a Villena les hago un artículo, a ver si la semana que viene lo apaño.

07 julio 2006

Pues alguien debería dimitir

Estas cosas hay que decirlas aunque luego te llamen demagogo o buitre carroñero. Va en el oficio semanal de escribir lo que uno piensa y va en la responsabilidad del director de este medio permitir que así sea.

Leo a Vicente Rambla, portavoz de Generalitat Valenciana, referirse al descarrilamiento de la línea 1 del Metro de Valencia como "un accidente fortuito debido a un error humano; el tren circulaba a 80 kilómetros por hora cuando debía ir a 40". Después escucho la sentencia del vicepresidente Víctor Campos: “ha sido un error fatal, desgraciado, y nada más". Pero sí que hay algo más.

Al igual que es cierto que el accidente sobrevino al superar la velocidad que especifica Rambla, también es verdad que la infraestructura de la línea es antigua, la tecnología obsoleta y el sistema de seguridad se ha demostrado tristemente ineficaz. Igualmente es cierto que de cara a la imagen pública resulta más rentable inaugurar que mantener; de hecho lo primero se llama inversión y lo segundo, simplemente, gasto.

Parece cierto que, como dicen los dirigentes del Consell, el causante último de la muerte de 42 personas ha sido el fallo de una de ellas: Joaquín, valenciano de 39 años y conductor del convoy; pero también es verdad que nada impidió que el vehículo fuera a esa velocidad.

Como en otros asuntos, estas tristes circunstancias nos vuelven entendidos de las materias más inverosímiles. En este caso hemos aprendido que el insuficiente sistema de seguridad del metro valenciano es el Frenado Automático Puntual (FAP), una serie de balizas que sólo se sitúan en algunas zonas del trazado. El otro sistema, el de Protección Automática del Tren (ATP), controla la velocidad en toda la vía y garantiza que si el conductor supera la velocidad máxima el tren se detiene automáticamente.

De todo ello se concluye que en el metro valenciano la seguridad en el transcurso de algunos tramos depende de una única persona, en este caso del conductor. Pero, desde luego, de la pericia del conductor no dependía que sólo ese fuera el sistema de seguridad de un tren que contaba con más de dieciséis años de antigüedad.

Como se están imaginando, saben hacia donde me dirijo, por eso llegados a este punto parece importante recordar un aspecto fundamental: pedir responsabilidades no es buscar culpables. Hablamos de moral y no de ley. No busco culpabilizar a ningún técnico ni cargo político, en todo caso debería hacerlo la investigación judicial; pero de igual manera que se felicita a un político que, por ejemplo, impulsa el tranvía en Alicante hay que recriminar la falta de gasto en la seguridad del metro de Valencia… y eso sin meternos en que se gasta y en que no se gasta los dineros la Generalitat Valenciana, que ese es otro tema monumental.

De igual manera que hay que felicitar al PP de Madrid por mantener un envidiable sistema de metro que cuenta con ATP en absolutamente todas sus líneas, hay que recriminar que sus compañeros valencianos escondan la cabeza y torpedeen la creación de una comisión parlamentaria. También hay que recordar que cuando en el Carmel barcelonés el cielo cayó al suelo (y en este caso sin causar ninguna víctima) se sucedieron dos rápidas dimisiones políticas, las del director general de Puertos y Transportes y la del presidente de la empresa pública GISA, y aún así parecieron insuficientes, especialmente para los miembros del PP.

Es hora de que demuestren coherencia y responsabilidad, abran la puerta a las dimisiones, dispongan los eficaces remedios futuros y dejen de seguir los argumentos de elementos como Martínez Pujalte que ahora se atreven a decir que “hacer política sobre el dolor de las familias es muy triste y desproporcionado”.