26 febrero 2007

Rafael Hernández no se conforma

El pasado viernes, ante muchísimos amigos e interesados, se inauguró “Estrategias para liberar algo que se esconde” la nueva exposición del villenense Rafael Hernández. Vicenta Tortosa inauguró la muestra y el pintor Vicente Rodes obró de introductor.

Vaya por delante, como recordó el propio autor, que el personal de la Casa de Cultura ha trabajado de recio para albergar convenientemente esta exposición, aunque también hay que señalar que no se han alargado los límites tanto como en el Club Información. En el espacio alicantino, que albergó previamente esta exposición, fue posible apreciar una muestra todavía más libre de formas y demarcaciones, de manera que la intervención de Hernández no se limitó al lienzo o la escultura, sino que logró extenderse por paredes y techos haciendo del recinto y el contenido una obra continua.

La incontinencia espacial de Hernández da la razón a Vicente Rodes, que sí que pudo participar en la inauguración local, quien calificó a su colega como “austero y serio” en cuanto a sus propósitos artísticos, al tiempo que “fronterizo” en su abordamiento del dibujo y el color, pero también de la figuración y la abstracción. Lo que de mala gana alguien llamaría dispersión Rodes lo considera auténticamente sincero: en la pintura de Hernández “hay riesgo, mucho riesgo”, algo ineludible “si se quiere emocionar y sorprender con honradez”.

Ciertamente el artista se ha decidido a transitar por diferentes caminos sugiriendo al espectador la común posibilidad de llegada. Una gran espiral cinética acapara la pared de bienvenida motivando al paso hacia grandes lienzos de rotunda figuración igualmente impregnada de sentido onírico. Se puede encontrar entre ambas paradojas la unión del grafito, pero después se advierte que se trata únicamente del primer tránsito: a partir de ahí irrumpen los acrílicos puros… y después la
escultura… y luego, o siempre, el humor. Y más arriba más cosas y más distintas.

Tratamientos distintos para estímulos dispares que, como adelantábamos, no se conforman ni con espacios ni con técnicas, tampoco con limitaciones cromáticas o estilísticas. Todo junto y todo coherente, eso tan difícil. Completa la estrategia de Rafael Hernández, personal y pretendidamente velada, un producto de aprecio colectivo construido por él mismo y la colaboración de Andre Estevan, Luís Macías y Andrés Leal.

Se suma a la muestra, abierta hasta el próximo 25 de marzo y visitable de 18 a 21 horas, un excelente catálogo sustentado en la obra de Hernández y los textos de Isabel Tejada, comisaria de la exposición, Román de la Calle, Juan Bautista Peiró y Juan Ángel Blasco. Las páginas de la publicación muestran no sólo lo contenido en Villena y Alicante, sino parte de lo creado por Rafael Hernández en otros momentos, de manera que el pintor villenense, afortunadamente también presente en las exposiciones locales más recientes, ha encontrado un nuevo reconocimiento en esta iniciativa participada por el Club Información, el Ayuntamiento de Villena y la Diputación de Alicante.

21 febrero 2007

Navarro Vera: "la implantación urbana del ferrocarril es irrenunciable"

Son días propicios para repensar como es la Villena posible, ya sea desde el punto de vista urbano, social o político. “Pensar la ciudad” es el curso de urbanismo para principiantes que la UA ha organizado en colaboración con el Ayuntamiento de Villena y que se completa con una exposición imprescindible.

En la tarde de ayer fue presentada por el concejal de urbanismo, José Ayelo, y el catedrático de la Universidad de Alicante, José Ramón Navarro, la exposición que hasta el próximo 15 de marzo permitirá visitar en la ermita de San Antón los proyectos que los alumnos de arquitectura de la Escuela Politécnica han planteado en relación con el futuro urbanístico de nuestra ciudad.

Las propuestas de transformación de Villena se han concretado en tres hipótesis de trabajo: cómo podría expandirse la ciudad hacia el sur, dirección Alicante; posibilidades de reurbanización y mejora de los espacios públicos a lo largo de las calles Constitución, Corredera y Nueva; y, finalmente, propuestas de intervención en la parte del Casco Antiguo que linda con la autovía. También algunos alumnos realizaron un ejercicio de trazado ideal que se podría haber emprendido en el ensanche del siglo pasado.

Pero sin lugar a dudas el punto más interesante de la muestra se refiere al futuro: proyectos posibles en el caso de que se soterre la vía del ferrocarril en la longitud (2,8 km) que en estos momentos se baraja y, además, se construya una estación intermodal (tren, bus, etc.) cerca del puente de San Juan.

Se trata, en suma, de plasmar en maquetas y dibujos los sueños de una Villena futura, brindando así debates e ideas para los años venideros. Navarro Vera mostró ante el auditorio su satisfacción por el trabajo de los alumnos, indicando además que de estos ejercicios se extraen conclusiones que podrían incorporarse a un nuevo Plan General de Ordenación Urbana. El catedrático señaló, además, que en su opinión Villena debe mantener su relación urbana con el tren, implantación que considera irrenunciable si queremos conservar el volumen actual de viajeros y el lugar de referencia dentro de la comarca. La decidida apuesta de Navarro es la de soterrar las vías, liberando gran espacio para zonas públicas, y situar la nueva estación en el costado sur de la ciudad.

Pero no esa la única conclusión que se puede extraer de los trabajos propuestos, en ellos también se habla de proyectar un consumo de suelo moderado y residencial, equilibrar el crecimiento físico de la ciudad con la densidad (no crear agregados fuera del casco urbano), disponer de una arquitectura significativa que ofrezca identidad y continuidad espacial, articular un sistema de parques y jardines relacionados entre ellos, considerar a los aparcamientos públicos como un elemento de movilidad que haga desaparecer a los coches de las calles, aumente el número de árboles y el ancho de aceras, promover los acuerdos entre iniciativa privada y administración pública y elaborar un programa de participación pública

facilitadora de la habitabilidad en la ciudad.Curso de urbanismo para principiantes

En suma se trata de ideas muy útiles y necesarias que se ven completadas con el intenso cursoDVD sobre el Casco Histórico “Recuperar la ciudad”, mientras que el jueves a las 20:00 h. será el turno de la interesante mesa redonda “Villena: debate sobre el futuro de la ciudad”, en la que participarán Mercedes Martínez, Tomás Navarro, Vicente Ferrero y José Miguel Esquembre.

Continuará la docencia entre el lunes 12 y el viernes 16 de marzo con una charla diaria: “Construcción jurídica de la ciudad I: gestión del suelo”, a cargo de la abogada Fany Serrano, “Vivienda y Ciudad” impartida por la economista Paloma Taltavull, “Movilidad urbana” ponencia del profesor universitario Armando Ortuño, “Memoria e identidad: el
patrimonio urbano” por el arquitecto Santiago Varela y “La construcción jurídica de la ciudad II: medio ambiente, paisaje y participación”, tema impartido por Sergio García, profesor de urbanística y ordenación del territorio de la Universidad de Alicante.

Estas últimas charlas se realizarán en el centro de recursos para la formación de la Calle El Hilo, mientras que la mesa redonda y la proyección audivisual utilizarán el aforo del salón de actos de la Casa de Cultura. Es posible encontrar más información en la web de la Universidad de Alicante.

19 febrero 2007

Cuando Villena y Caudete estaban en guerra…

El curso “Pasado y Presente de Villena y su entorno” se interesó en la pasada noche del jueves por uno de los episodios más violentos de nuestra historia: el enfrentamiento entre los municipios de Villena, Ontinyent y Caudete por el territorio de los Alhorines.

Si bien la parte final del conflicto que durante los siglos XIV al XVII enfrentó a localidades vecinas tuvo como protagonistas a las localidades de Villena y Caudete lo cierto es que el largo episodio estuvo motivado por el enfrentamiento entre dos municipios fronterizos: Villena, perteneciente al Reino de Castilla, y Ontinyent, del de Valencia.

Así lo hizo saber Vicent Terol, director del archivo municipal de Ontinyent, que aportando un gran bagaje documental, entre el que destacaba el monográfico que hace más de treinta años confeccionó José María Soler, se adentró en un enfrentamiento de más de trescientos años en el que se desarrollaron episodios de gran violencia y crueldad.

Terol situó el origen del conflicto en el desmembramiento y reparto de los territorios islámicos entre los reinos cristianos, de manera que las zonas situadas a uno lado u otro lado de las fronteras entre Coronas vivirán continuas tensiones de carácter local pero de repercusión mucho más amplia. En el caso del territorio de Los Alhorines, Alforins en valenciano, tendrá importancia la guerra civil de Castilla que enfrentó a los “Dos Pedros” entre 1358 y 1376. En ese momento el término de Caudete es separado del de Villena, de manera que el primero pasará al Reino de Valencia y el de nuestra localidad a Castilla. Eso sí, lo hace de “facto” pero no “de iure”, es decir, la vinculación con Valencia continúa aunque a los efectos legales estemos hablando de municipios pertenecientes a Coronas distintas.

El progresivo incremento de la importancia del señorío de Villena, que alcanzaría el título de realengo en 1476, alimentará los ánimos expansionistas de nuestra ciudad, de manera que los límites jurisdiccionales irán diluyéndose, al tiempo que los vínculos comerciales y ganaderos con Valencia se acrecentarán. Es en este contexto donde tiene importancia el denominado “Derecho de Marca”, permiso jurídico aplicable por un feudo fronterizo al sentirse atacado, potestad que la monarquía castellana, conforme vaya adquiriendo importancia, tratará de limitar y utilizar en exclusiva.

Así en 1482 se iniciará el conflicto entre Villena y Caudete, que se tratará de solucionar con un interim ese mismo año, pero que lejos de apaciguarse vio como Ontinyent se sumaba a la disputa. En este punto debemos señalar que estamos hablando de una sociedad, la medieval, con un fuerte sentido de violencia y simbolismo. Así se irán sucediendo episodios como el acuchillamiento de arados o la tala generalizada en los territorios objetos de litigio. En la escalada de violencia que se produjo se llega a incendiar las masías de Fontanars por parte de Villena, lo que motiva la intervención de los jueces-árbitros reales que realizarán el amojonamiento (delimitación) de los terrenos e, incluso, se llegará a un primer intento de concordia entre Villena y Ontinyent en 1487.

Los episodios violentos de 1489 y 1495

Sin embargo en 1489 rebrotaron los episodios violentos de manera que el Reino de Valencia interviene decididamente tanto militar como jurídicamente. Aún así en 1495 Villena obtiene un éxito parcial al firmar una concordia con la atemorizada Biar, lo que desata las iras de Ontinyent y el gobernador de Xátiva. En ese momento el enfrentamiento es irrefrenable y milicias villenenses atacan el Alhorin de Ontinyent e incendian 25 casa de Fontanars, al tiempo que talan todos los árboles de esta localidad y matan a un natural de Ontinyent y causan diversos heridos.

La respuesta valenciana no tardará en llegar puesto que tropas de Caudete y Ontinyent, junto con efectivos de Albaida, Cocentaina y Onil atacan Villena, causando diversos muertos. Es un momento de tensión extrema en el que también intervienen Murcia y Orihuela. Afortunadamente la labor de los jurados y el gobernador de Valencia facilitaron que en junio de 1495 fuese posible la firma de una tregua temporal de dos años que posteriormente sería prorrogada hasta 1501.

En ese año se produce un nuevo altercado, en este caso relacionado con la muerte de dos bueyes en territorio villenense, de manera que se desata un intercambio epistolar entre Ontinyent y Villena que se salda con el asalto de las milicias de la primera, auxiliadas por tropas de Caudete, Bocairent, Albaida y Oliva (1.500 infantes, 130 jinetes, tiros de artillería,…) que lograrán bombardear nuestra ciudad el 24 de mayo de 1501, causando dos muertes.

Caudete, aldea de Villena

Esa acción encabezada por el gobernador de Xátiva valdrá el conato de intervención de las milicias de Valencia, tras las gestiones de Villena, lo que encaminará la solución hacia una nueva concordia en la que Ontinyent debe ceder finalmente los Alhorines de la Zafra. Se cierra así el enfrentamiento más grave de Villena con una localidad vecina, pero lo cierto es que se sucedieron otros con municipios próximos. Es el caso del litigio con Font de la Figuera en 1518 por los intereses comerciales que derivaban de la ruta entre Almansa, Villena y Ontinyent, caso que se resolvería definitivamente en 1551, o los coletazos del conflicto con Caudete, que se alargarían en sucesivos episodios durante todo el siglo XVI hasta que en 1707 se resolvió de una manera taxativa: el apoyo caudetano a la causa austracista en la
Guerra de Sucesión le valió que tras la Batalla de Almansa y el triunfo borbónico Caudete pasase a ser una aldea de Villena, situación que se alargó hasta 1736.

Boom Bach: pocas nueces

Del encuentro de bailarines catalanes e israelíes surgió Tapeplas, una compañía creada con el empeño de renovar el claqué. Boom Bach es su primer espectáculo de gran formato y, por lo visto este viernes en el Chapí, todavía quedan muchos pasos que dar.

El tap dance, claqué para los lugareños, es un baile genuinamente americano asociado al jazz desde sus orígenes y popularizando por artistas que, como Fred Astaire, creaban su propio ritmo con ayuda de un calzado reforzado con una lámina de metal y una asombrosa habilidad para el zapateo. En nuestro país el claqué es un estilo poco ejercitado, por lo que la aparición de una compañía dedicada a este formato no deja de ser una buena noticia. Por cierto, no es extraña la procedencia barcelonesa de muchos de estos artistas, la ciudad condal es el reducto europeo del tap dance e incluso existe una asociación propia, organizadora de festivales y sesiones de improvisación, que preside Laia Molins, una de las actuantes del viernes.

La propuesta de Boom Bach es la de desdibujar fronteras: las que separan oriente de occidente, lo clásico de lo moderno o la música del baile, y ese ánimo de mestizaje se muestra a través de números sucesivos que transitan entre el sonido eléctrico a lo Mike Oldfield hasta el “Concierto para dos violines” de Johann Sebastian Bach, pasando por melodías mucho más mediterráneas. Para ello Tapeplas se vale de las coreografías de Sharon Lavi y la partitura de Yaron Engler, ambos israelíes e integrantes del grupo.

En la evolución de las escenas se evidencian constantes referencias actuales, como el uso de la percusión al estilo Mayumaná, ese grupo también de origen hebreo e igualmente abanderado del cosmopolitismo, y, sobre todo, el recurso al zapateo festivo que con gran éxito la formación Riverdance está llevando por todo el mundo. Sin embargo la excusa argumental aquí es ligerísima o quizás el interés por contarla, escaso.

Igualmente resultaron limitados la escenografía y el vestuario. Todo gris, oscuro, o peor, a veces muy claro, luminosísimo, siempre frío. El atrezzo de Tapeplas no dijo nada y el juego de luces, en manos de esta compañía, parece algo obligatorio antes que un vehiculo para la expresión. No hubo espectacularidad, ni emoción, ni mucha voluntad por transmitirla. Quizás al que escribe le falten claves para llegar a entenderlo todo, pero dio impresión de que éramos demasiados los voyeurs de butaca que no participamos de la fiesta y que, puestos a comparar con algo más cercano, como puede ser el flamenco, pensaríamos que lo mostrado el viernes no puede competir emocionalmente con la hondura de seguirillas o soleás.

Ante esa falta de contundencia en los distintos números musicales, el espectador se plantea si la compañía se ha propuesto dejar para lo último un grandioso fin de fiesta, pasando después a valorar que eso tampoco salvaría el conjunto y llegando a la constatación postrera de que ni eso: tampoco hay número final que lleve el ritmo al límite. En cambio lo que se propuso es un cierre basado en la pantomima, gracia que fue reída por cierto sector del público, para pasar después a un despedida de ovación alargada (saludaron uno a uno los ocho integrantes) y un bis que terminaba de justificar lo pagado en taquilla.

Pero no se equivoquen: la ejecución de los bailarines fue correctísima, son buenos profesionales, la carencia se encontraba más bien en el planteamiento de la obra, su ambientación y coreografía. Con seguridad el claqué puede dar más de sí, ahí está el musical hollywoodiense o lo que hacen otras compañías, pero lo cierto es que el espectáculo del viernes no supo mostrarlo. Diferente sensación dejaron las clases que los de Tapeplas ofrecieron en la academia DOCE: a la hora de mostrar pedagógicamente los mimbres de este baile no tienen ningún problema, salvedad que permite pensar en próximos montajes más complejos y entretenidos.

16 febrero 2007

Blogs y libros: Fogonazos del mundo insólito

Si no la conoces te alegrarás de entrar en esta web, si ya lo sabes te acordarás del día que alguien te lo contó. “Fogonazos” es el blog más sorprendente e insólito de la internet en castellano.

Asombros diarios es lo que promete y consigue "Fogonazos", una web construida con los descubrimientos de Antonio Martínez Ron (aberron), periodista y blogger de 30 años. La web nació a finales de 2003 y, bajo la premisa de asombrar diariamente a sus lectores, ha publicado ya más de 500 historias, pequeñas demostraciones de que la realidad es a veces mucho más interesante, e inverosímil, que la propia ficción.

Elegir alguna es cuestión de criterio, pero siempre una injusticia. Sus secciones incluyen proezas del mundo animal y humano, desde el vuelo de las mantas-raya al uso terapéutico de consoladores y vibradores, pasando por un inventario de enseres espaciales o una panoplia de retratos de delincuentes comunes norteamericanos. Eso sí, los descubrimientos más alucinantes siempre se refieren a la conducta humana: ahí está la entrada sobre el "Método Voronoff", un proceso quirúrgico destinado a devolver el vigor juvenil a avejentados señores. Por cierto, el procedimiento consistía en el trasplante de los testículos de un chimpancé.

Ni que decir que son reveladoras la mayoría de sus entradas, pero en particular a mi me gusta una referida a la relación entre la técnica fotográfica y la pintura impresionista de Degás, Gaugin, Cezanne, Lautrec y Van Gogh. Además de su capacidad para encontrar frecuentes capítulos del mundo insólito, Aberron destaca por saber ofrecer toda la información necesaria y hacerlo en un tono literario épico e intrigante. En definitiva, es una web de buceo en las profundidades de la red, propuesto además en un envoltorio y frecuencia muy atrayentes.

Dos últimas sugerencias sobre esta web subyugante: navegen por su historial de artículos vigilando el reloj, pasaran horas si no son previsores, y por otro lado compartan con mucha otra gente el placer de visitar esas geografías del olvido que pueblan "Fogonazos": aeropuertos fantasma, tanques sumergidos, un Mazinger Z gigante en una urbanización de Tarragona, un piano trasportado a una inaccesible cumbre montañosa, el submundo de Tokio o el autodromo de Sitges.


El hombre que confundió a su mujer con un sombrero

¿Qué libro recomendar esta semana?, pues nada mejor que uno que sorprendió al autor de Fogonazos, que eso son palabras mayores. "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero", una extraordinaria revelación, se convirtió inmediatamente en un clásico y consagró a Oliver Sacks como "uno de los grandes escritores clínicos del siglo". En este libro el autor narra veinte historiales médicos de pacientes perdidos en el mundo extraño y aparentemente irremediable de las enfermedades neurológicas. Se trata de casos de individuos aquejados por inauditas aberraciones de la percepción que han perdido la memoria, y con ella, la mayor parte de su pasado, que son incapaces de reconocer a sus familiares o los objetos cotidanos que han sido descartados como retrasados mentales y que, sin embargo, poseen insólitos dones artísticos o científicos.

13 febrero 2007

El método Grönholm: capitalismo a mi manera

Tres años en cartel, representaciones en una veintena de países y una acertada adaptación cinematográfica resultan logros asombrosos para un autor teatral vivo y contemporáneo. Más si el responsable del Grönholm no es ni sueco, ni inglés, ni alemán. Es Jordi Galcerán.

La obra se limita a una prueba de trabajo: la selección de un ejecutivo entre cuatro candidatos; pero lo que vemos en las dos horas de función son zancadillas, mentiras y tretas para ganar, más bien vencer, en una competición cuyo premio final no se sabe si merece la pena. Además el extraño método evidencia un enorme logro: provoca en el espectador, desde el primer momento, una correspondencia por uno u otro personaje, deseando así llegar primero a la meta aunque sea en solitario.


Por su crueldad, asusta comprobar que la historia de Galcerán no resulta improbable para nadie e incluso que su autor ha tenido ocasión de documentarse con verdaderos manuales de psicología. No extraña tampoco que la idea naciese de una anécdota real: en una papelera de Barcelona se encontraron las fichas de posibles candidatas a un puesto de cajera. Los comentarios del encargado de selección iban desde el machismo a la xenofobia, siempre sin abandonar la malevolencia. El hecho de poder otorgar un trabajo legitimaba su implacable brutalidad, algo que también aprendimos con la obra del sábado. No hay que olvidar que un sistema de selección es, en esencia, también un método de eliminación.

Artísticamente alegra comprobar como la película de Marcelo Piñeyro que adaptó en 2005 este guión logró enriquecer sustancialmente el argumento central, alargando el número de actores y la variedad de personalidades, al tiempo que la ferocidad de la competición. Aquel elenco en que figura lo mejor de la escena patria, de Carmelo Gómez a Eduard Fernández, pasando por Najwa Nimri, Adriana Ozores, Ernesto Alterio y Eduardo Noriega, parece hoy insuperable y añade insoportables comparaciones con la versión escénica, primigenia y más auténtica, pero falta de algunos de los aciertos cinematográficos.

Carlos Hipólito capitanea “El método” que pudimos disfrutar en el Chapí y, ciertamente, demuestra ser uno de los grandes. Es más, ayer mismo recibió el máximo galardón de la Unión de Actores precisamente por esta interpretación. No hay duda de lo bien que está en su papel, no hay exceso, entre otras porque su cinismo y competitividad parecen absolutamente reales, incluso envidiables (asústense por ello). Pero tras la comparación de versiones se advierte que la de la pantalla es un documental sobre la ley de la selva, un manual de supervivencia que no se circunscribe sólo a un despacho, mientras que la que se muestra sobre las tablas deviene en una historia personal, un drama individual que rompe con el hechizo general de que lo narrado nos puede pasar a todos.

“El método Grönholm” es, en suma, una acertada crítica al mercantilismo que fomenta la venta de personas y conciencias, con el añadido (y ese es uno de sus mejores méritos) de que el objetivo final realmente no salda el esfuerzo. Es, también, una crónica sobre los peligros del individualismo absoluto que, contradictoriamente, lleva a un ser humano a no controlar ni su vida ni la percepción que de ella tienen los demás. Es, en definitiva, una crítica social compleja y de ritmo acelerado, de manera que la lectura del público a veces se realiza a destiempo.

Lo digo en especial porque el público del Teatro Chapí, que completó el aforo, recibió la obra como una comedia y en algunos momentos pareció no entender la crueldad de lo narrado. En ello tiene mucho que ver el registro que ha elegido el director del montaje, Tamzin Townsend, que lanza guiños al público, como incluir en el reparto a Jorge Roelas, buscando primero el humor y luego helar la risa, pero para el que aquí escribe poca gracia le hacía comprobar que lo contado no era sólo puro teatro.

12 febrero 2007

Ibrahim y las flores del Corán: un viaje iniciático poco acompañado

La obra teatral que el pasado viernes albergó la Casa de Cultura estuvo convenientemente publicitada y contaba con el reclamo previo de buenos actores, un guión multipremiado y una adaptación cinematográfica de gran acierto. Sin embargo el resultado no fue el esperado.

Treinta y ocho
personas, cuarenta contando a los dos actores, fuimos el total de congregados en el salón de actos de la Casa de Cultura. No se entiende muy bien y por eso buscamos explicaciones: ¿había saturación de actividades culturales?, ¿hubo muchos que reservaron su dosis de teatro para “El Método Gronholm” del día siguiente?, ¿quizás guardaban energías para el finalmente suspendido concierto de Josele Santiago?. Todo puede ser, incluso que una obra bienintencionada y que habla de la cara amable y cabal

En este caso la versión de “Ibrahim y las flores del Corán” venía precedida de indudables credenciales: premios Max al mejor actor y mejor adaptación teatral, y lo cierto es que pasada la desilusión de tanto espacio vacío, el panorama pintaba bien: la escenografía era completísima, cuidada y envolvente, al tiempo que la interpretación de Juan Margalló como viejo tendero musulmán se mostró acertada desde el primer momento. Sin embargo tampoco la representación cumplió todas las expectativas.

“Ibrahim…” es la historia de una relación entre seres humanos aparentemente distintos: un experimentado y tolerante musulmán y Momó, un joven y rebelde francés de origen judío. Juntos transitarán hacia el conocimiento mutuo, no sólo de sus caracteres, sino de su cultura y tradición. A lo largo de este viaje personal descubrimos que realmente comparten mucho: ambos son elementos marginales de su ambiente, seres válidos que buscan el aprecio común, ya sea el de la familia o el conjunto de la sociedad. Sin embargo el espectador no puede apreciar en vivo el afianzamiento de esa relación, si no que lo advierte a través de una voz en off que lo especifica. De esta manera se echa mano de un recurso narrativo más lógico en el lenguaje cinematográfico y que en el teatro sabe a oportunidad desaprovechada, más teniendo en cuenta que se trata de una obra corta y había tiempo para más.

Tampoco se entiende muy bien ese estatismo inicial de los actores o esos silencios que sugerían observación entre personajes pero que no se cuidan en el resto de tiempos. Por si fuera poco, dejar el peso de esta historia de amistad intergeneracional al efectismo de golpes de guión, dramáticos momentos que no desvelaremos, parece un medio un tanto forzado.

Por todo ello la lectura que se debe hacer de “Ibrahim y las flores del Corán” es la de una muestra directa y amable de la injusticia con la que actualmente se contempla todo lo islámico, al tiempo que se aboga por el imprescindible diálogo entre seres diferentes (ya sea por razón de origen, edad o experiencia). En suma, una valiosa intención de carácter universal que, precisamente por eso, necesitó de una respuesta más general en el patio de butacas.

09 febrero 2007

Blogs y libros: Injusticias culinarias

Hablar en un libro o web sobre suculentos manjares y exquisitas preparaciones suele resultar tan frustrante como leer esos folletos que explican perfumes o vinos. Muchas de estas cosas, por más que te cuenten, si no las pruebas personalmente no hay mucha idea que hacerse.

Por norma se recurre a símiles para explicar esencias y caldos: cuero, tierra mojada, maderas, frambuesa,… El otro día me sirvieron un vino bajo el reclamo de que ostentaba “un ligero gusto a kiwi”. Afortunadamente estaba mejor que lo que su presentación aventuraba. Sin embargo todos comemos diariamente y sabemos cómo nos gusta

La cocina española, también en tierras alicantinas, está viviendo una verdadera transformación en lo que ofrece y en la manera que lo hace. Materia prima de calidad, que va desde buenas carnes a una impresionante variedad de pescados, junto con la creciente formación de muchos profesionales y, todavía más importante, el ascenso del nivel adquisitivo y de conocimiento de los clientes, han permitido que las estrellas Michelin florezcan como constelación en nuestro país, al tiempo que cocineros como Adriá, Arzak, Santamaría, Subijana y Berasategui, se conviertan en popes mundiales.

Por ello es ya posible comer muy bien (y caro), así que no vienen mal indicaciones, consejos y propuestas que nos permitan hacer del yantar una experiencia memorable, cosa esta, sea dicho de paso, que sólo se consigue con buena compañía y conversación.

la carne, la variedad de pescado que nos hace gracia y si preferimos dulce o salado. Cierto, hasta cierto punto.Blog caliente: Salsa de Chiles

Hay una gente que se recorre España y parte del extranjero en busca de los mejores manjares. No se conforman con un jamón Joselito bien cortado o unos langostinos de Vinaroz, no señor. Van mucho más allá, son auténticos Gargantúas dados a homenajes pantagruélicos, que recorren restaurantes, bares y tascas para encontrar el brillo del genio tras los fogones.

Buena parte de estos forofos se dan cita en el blog “Salsa de Chiles”, web mantenida por Carlos Maribona, subdirector de ABC y encargado de la sección de gastronomía. Resulta enciclopédico el saber culinario, geográfico y etílico de su administrador y los frecuentes de los foros y, por tanto, es ingente lo que en sus páginas se puede aprender: cocineros y locales sobrestimados, el mejor gin-tonic de Madrid, dónde encontrar auténticas anchoas del cantábrico, ese vino blanco fermentado en barrica que sólo conocen unos cuantos,…

Los comentarios que acompañan a cada artículo de Maribona suelen llegar al centenar y medio, muchos de ellos debidos a encendidas polémicas. No es extraño ver desfilar por sus páginas a cocineros agraviados, debates sobre el anisaki y las leyes sobre consumo de alcohol, o amargas notas de clientes que han recibido un sablazo sin encontrar correspondencia en lo comido.

Se aprende mucho en Salsa de Chiles y, si algún día alguien se dedicase a ordenar por localidades los comentarios, tendríamos la mejor y más plural guía gastronómica del país, incluidas recomendaciones casi secretas.

Los libros, las guías.

Hay un anuncio que dice algo sí como que al ser humano le gusta hacer listas porque siempre hay un primero. En suma esa es la esencia de las guías gastronómicas: poner orden calificativo a restaurantes y locales similares. La más conocida, sin duda, es la de tapas rojas: la Guía Michelin. Desde una breve recomendación hasta las tres estrellas suponen un reconocimiento excelso para el establecimiento, que al tiempo que asciende en condecoraciones tiene patente de corso para multiplicar los precios.

Sin embargo la Michelin tiene el inconveniente del origen gabacho, tan desdeñoso con las cosas castizas, de manera que prima en mayor medida aquello que se parece a lo francés. Por eso no debe extrañarnos que prefiera a establecimientos donostiarras o catalanes, todos ellos de méritos indudables, pero en contraprestación discrimina a ilustres andaluces y algún que otro madrileño.

Hay otras guías que suplen carencias, como la Gourmetour o “Lo mejor de la gastronomía”, e incluso la mejor publicación sobre vinos tiene origen español: “La guía Peñín”, pero si quieren algo más cercano, una guía para educar el paladar sin hacer demasiados kilómetros, una buena opción es el “Anuario gastronómico de la Comunidad Valenciana” escrito por Antonio Vergara.

Se trata de una guía bastante completa, especialmente en lo relacionado a Valencia y Alicante, que permite organizar itinerarios y saber lo que merece pedirse en cada lugar. Pero también adolece de graves problemas: ha advertido el negocio que supone este nuevo interés por lo culinario, así que publica una edición anual que poco o nada tiene que añadir a la de la ocasión anterior (salvo erróneos delirios literarios) y además abusa del centralismo.

Centralismo valenciano y costero: se priman los establecimientos del cap i casalsobre los alicantinos (hoy en día en mejor posición) y, pena-penita-pena, discrimina injustamente a las cocinas interiores, en particular a la de origen manchego. Ni una sola mención a Villena, ni sus platos, ni sus vinos, ni sus establecimientos. En fin, esperemos que jornadas gastronómicas como la que este fin de semana celebra La Casa o la esperada nueva edición de las Villenerías de Wary-Nessy vayan supliendo esas carencias de aquellos que creen conocerlo todo.

Nota: Hace algún tiempo publicamos en Villenarias.net un recorrido por lo mejor de la gastronomía villenera, pueden seguir el itinerario pulsando en este enlace.

Villena y Murcia mantuvieron una continua relación de colaboración

Las jornadas “Pasado y Presente de Villena y su entorno” han llegado a su ecuador con la charla de Francisco de Asís Veas Arteseros, profesor de la Universidad de Murcia que explicó la intensa relación que la capital murciana y nuestra ciudad mantuvieron en la Edad Media.

En una charla, algo más breve que las precedentes, el titular de Historia Medieval recordó algunos de los elementos más importantes que conformaron la relación entre ambas ciudades y los territorios de su dominio. En particular fue intensa la relación comercial y económica puesto que tanto la agricultura como, especialmente, la ganadería exigían los contactos mercantiles entre habitantes y administraciones. Por otro lado, el carácter fronterizo de ambos términos, Murcia entre el Islam y la Cristiandad, y Villena entre Castilla y Aragón, fomentaron las relaciones administrativas, al tiempo nuestra localidad dependía de la murciana en su protección contra los ataques moros provenientes del sur peninsular.

Sin embargo las relaciones de vecindad muchas veces también marcan conflictos de intereses y, en este caso, también disputas por diferentes competencias. Así en 1395 fue apresado en Yecla un habitante de Murcia a fin de que se saldaran determinadas deudas, la ciudad del Segura respondió entonces con el embargo de cien carneros provenientes de Villena. Esto era posible en virtud a que el Campo de Cartagena, la enorme extensión en la que también pastaba el ganado villenense, estaba administrada por Murcia. De hecho la ruta entre Villena, Yecla, Jumilla, Cieza, Murcia y Cartagena supone en los siglos finales de la Edad Media un itinerario ganadero de gran importancia. Es más, ante la exigencia de impuestos por parte de distintas localidades, también se plantearon rutas alternativas, como es el caso de la que transita entre Sax, Abanilla, Los Baños, Fortuna y Murcia.

Evidentemente también fueron frecuentes los conflictos derivados del cobro y pago de impuestos, tanto para menesteres más cotidianos como para contribuir al sufragio de las guerras que Castilla tuvo que mantener a lo largo de esos años. Así en 1398 el conflicto contra Portugal causó la deuda de Murcia hacia Villena, quien había contribuido con distintos soldados a la causa. La capital se ofreció a pagarlos en especie, con ánimo de ganarse la paciencia de Villena, pero finalmente tuvo que hacer frente ya que ésta accedió.

Importancia tendrá también la relación eclesiástica, puesto que la Diócesis de Murcia quedó dividida tras la creación de la de Orihuela, que quedó con los territorios de la actual provincia de Alicante, a excepción del arciprestazgo de Villena, con sede en la iglesia de Santiago. El conflicto a la hora de administrar esta última se repetirá varias veces, como en 1473 cuando Pedro de la Pampa se haga cargo de esa iglesia tras abonar una contraprestación económica a otro aspirante.

En suma la relación entre Murcia y Villena fue de necesaria colaboración, más teniendo en cuenta la importancia de nuestra ciudad al encabezar el Marquesado de Villena, de tal manera que en la noche del jueves el profesor Veas Arteseros llegó a utilizar la expresión “murcianos de uno y otro lado”, para referirse a nuestra ciudad y la capital de la región vecina.

La Casa: mar y montaña

Las I Jornadas de Intercambio Gastronómico del restaurante La Casa acercan a Villena lo mejor de la cocina jienense a manos de José Lorente, prestigioso chef de “La Sarga” y Plato de Oro de la gastronomía española en 1999.

La sierra de Cazorla es un paraje espectacular que las administraciones públicas andaluzas, desde hace algún tiempo, se están encargando de promocionar. A ello ayuda, y mucho, que además de paisaje y naturaleza se pueda encontrar una gastronomía trabajada y exquisita como la que José Lorente Polaina ofrece diariamente en “La Sarga”. Buena parte de esos conocimientos pueden degustarse este fin de semana en el Restaurante La Casa, establecimiento con un año de andadura que se sitúa en la carretera de Peña Rubia.

Si bien Rafael Domene, al frente de los fogones de La Casa, ofrece en su restaurante una carta de contenido más mediterráneo y platos menos contundentes que los de estos tres días, lo cierto es que la cocina de la montaña de Jaén y la de Villena tienen suficientes puntos de unión. Uno de ellos es su carácter humilde, fruto del trabajo con materia prima autóctona de máxima calidad. Por ello, tratándose de cocina jienense, Lorente no se ha olvidado del aceite de oliva virgen extra, en este caso de la Denominación de Origen “Sierra de Cazorla”, que se sirve de la forma aparentemente sencilla: un primer aperitivo de pan tostado, redondeado con bacalao, germinado de cebolla, rabanitos y raft. Continúa el segundo entrante con un plato típico andaluz: ajoblanco, pero que en este caso sustituye la almendra por piñones y el aceite de oliva picual por royal, variedad típica de Cazorla.

La contundencia comienza con el paté de morcilla negra y el lomo de jabalí en orza con aroma de tomillo: sabores a montaña, muy familiares para muchos villeneros aficionados a la caza o, simplemente al embutido, tan sabroso también en estas tierras. Sigue el banquete con un apartado vegetal: pimientos de bedmar rellenos de escabeche de atún y surtido de setastrucha, que en Cazorla ya se cría con excelentes resultados.

Por si todavía hay fuerzas el menú se completa con lomitos de cordero segureño relleno con salsa de trufas al Jerez y, todavía más allá, se culmina con un combinado de postres que ha recibido el nombre de “Delicias del Guadalquivir”: manjar blanco (crema de almendras de reminiscencia árabe), tocinillo de San Rafael (homenaje a los postres de los conventos), rejilla de chocolate y crema de vainilla.

En suma, se trata de un menú de invierno, rotundo en sabores y valor energético, que además se ha maridado con los caldos de Alicante: tinto Laudum y blanco Marina Alta. Se abordan así unas primeras jornadas, a las que sus responsables auguran continuidad anual, que completan las posibilidades gastronómicas de una comarca dotada de buenos productos y profesionales pero algo desconocida en cuanto a su acervo culinario.

Nota: Mar y montaña es el concepto culinario que auna en un mismo plato productos de ambas procedencias, aún pareciendo en principio de difícil ensamblaje.

05 febrero 2007

Luis Delgado: saber y ganar

En la tarde del sábado pareció como si Villena quisiera recuperar su legado de tres culturas: mora, cristiana y sefardita. La charla de Luis Delgado y sus compañeros del Quarteto de Urueña sólo rivalizó en interés con el posterior concierto, una fascinante delicia.

Ni Luis había esperado tanto público en su intervención previa, ni los asistentes imaginaban tanta sensibilidad en la ejecución del concierto del Teatro Chapí, pero lo cierto es que ambas actividades se completaron perfectamente, resultando una sesión inolvidable para todos los presentes.

Luis Delgado acumula larga experiencia como músico y musicólogo volcado en la recuperación de composiciones e instrumentos medievales, al tiempo que siente necesario divulgar el fruto de tanto empeño. Afortunadamente el Teatro Chapí fue sensible a estas inquietudes y programó una charla a las siete de la tarde que acercó las principales claves de una labor de recuperación musical que tiene mucho de cruzada. Delgado habló de las tres culturas: cristiana, andalusí y sefardita, que nutrieron la cultura del medioevo español, destacando en particular la importancia de las cantigas de Alfonso X y otros códices, en el primer caso, la continuidad de la tradición oral en lo referido al islám, y la viveza de la música sefardita actual.

Recordó el músico que “nadie puede erigirse como fiel intérprete de la música medieval” ya que lo que nos ha llegado son “anotaciones sencillas, que no indican ni la velocidad de ejecución ni los instrumentos necesarios” por lo que en ocasiones la única ayuda complementaria es el texto y con ello la posibilidad de ser cantado a un tempo u otro. Los intervenientes en la charla destacaron en especial este último elemento: el hombre medieval no vivía y trabajaba al ritmo actual, por lo que su música no puede reflejar una velocidad contemporánea. Fue en ese momento cuando se sugirió una atinada comparación: interpretar música medieval exige también introducir claves actuales, de igual manera que hoy no degustaríamos la gastronomía medieval, tan falta de sal como sobrada de grasas, de igual manera.

Con todas esas premisas adelantadas se dio paso al concierto de los cuatro virtuosos: el propio Luis Delgado, que continuó introduciendo atinadas explicaciones antes de cada composición; Cesar Carazo, que emocionó con la claridad y timbre de su voz; Javier Bergia, extraordinario músico de viento, y Felipe Sánchez Mascuñano, a cargo del laud y la guitarra morisca. Distintos instrumentos fueron paseando por el repertorio, como fue el caso de la viola de brazo, la zanfona, el laud andalusí, la vihuela y diferentes percusiones. De hecho fue acertada la introducción de un instrumento actual, el clarinete en clave jazzística, en distintos momentos dedicados a las composiciones sefarditas; aderezo que fue perfectamente entendido gracias a las explicaciones previas. En definitiva, músicos e instrumentos, consiguieron recrear momentos irrepetibles, por poco frecuentes y esperados, que el público agradeció sentidamente.

Con todo ello queremos indicar que la doble sesión programa en la tarde-noche del sábado resultó un espectáculo completo por cuanto se aprendió y disfrutó, resultado final al que no es ajeno que esta vez, y es cierto que van muchas, los espectadores de Villena se sumaran en número e interés suficientes.

04 febrero 2007

Aurelio Petrel desentrañó el "pasado glorioso" de Villena

Una charla sintética pero profunda permitió conocer el periodo histórico en el que nuestra ciudad jugó un mayor protagonismo político. Hablar del “Señorío de Villena” es referirse a intrigas y poderes nobiliarios, al tiempo que una naciente monarquía española.

José Fernando Domene
, uno de los coordinadores del curso “Pasado y presente de Villena” se deshizo en elogios hacia el ponente de la noche del jueves. Aurelio Petrel, doctor en Historia e investigador especialmente interesado en el estudio de la evolución del Señorío de Villena, desarrolló una ponencia que dio a conocer las principales características de un periodo que, como recordó Domene, suele considerarse como “el pasado glorioso de Villena”.

Luces y sombras acompañan la labor de los distintos regentes que gobernaron estas tierras, pero tanto antes como ahora, son leyendas y adornos legendarios los que sustentan el recuerdo popular. Así, Petrel explicó como la intensa labor literaria de Don Juan Manueltuvo un objetivo muy terrenal: la propaganda política que legitimara la creación de un feudo, casi independiente, que con el tiempo se permitió amenazar a la monarquía castellana.

Linaje Manuel

Serán tres las leyendas que justifiquen las aspiraciones de los Manuel sobre este y otros territorios. Según ellas Alfonso X, rey de Castilla, fue maldito desde el nacimiento hasta su blasfemia final, mientras que el hermano menor, Manuel, aparece como salvador de Castilla y la cristiandad. Manuel es, en definitiva, un afortunado enviado divino que no duda en ligar su blasón al de una mano alada, el mismo signo que todavía aparece en nuestra heráldica.

Pero será su hijo, el mencionado Don Juan Manuel, quien logrará la gran expansión territorial que su padre había conseguido llevar a todo el Vinalopó, de Villena a Elche, en el siglo XIII. El literato aprovechó la rivalidad entre las Coronas de Castilla y Aragón para crear un Estado-bisagra en una de las fronteras entre ambas. Su habilidad política y negociadora, junto con su falta de escrúpulos y remilgos, le valieron un señorío casi soberano, con representación política de las ciudades en Juntas propias y que contaba con unidad de aranceles, medidas homogéneas e incluso un sello de calidad. Es un Estado que goza de Ferias de comercio y que pudo llegar a acuñar su propia moneda. Fue, en suma, prácticamente un reino que no contó con rey ni príncipe puesto que Don Juan Manuel no quiso aceptar este título, ofrecido por Aragón, que le alejaría de sus posesiones castellanas. Fue este el máximo momento de expansión e importancia, eso sí, teniendo en cuenta que Villena no era el centro neurálgico del territorio, sino justo el extremo suroriental.

No es de extrañar, por tanto, la buena imagen que hasta nuestros días guardamos de Don Juan Manuel, personaje al que, nosotros sí, hemos designado como “príncipe”. Fue también mérito suyo repoblar las tierras ganadas al Islam, pero poco pudo hacer para que tan sólo tres años después de su muerte (1348) todo lo ganado se perdiera. La falta (forzada) de descendencia permitió que el territorio volviera a la Corona, de manera que Alfonso de Aragón sería el primer Marqués de Villena, una vez designado ese rango de señorío.

No podrá este nuevo mandatario continuar la obra de su predecesor: las deudas derivadas de desastrosas intervenciones bélicas y el secuestro de sus hijos, forzará la recaudación de impuestos y el descontento de los municipios administrados. A pesar de los anhelos locales de que las tierras del señorío pasen a propiedad Real, no logrará alcanzarse en ese momento puesto que se transformarían en Ducado en manos del infante Enrique de Aragón.

Los Pacheco

Será esta una época convulsa y violenta, en la que se sucederán los enfrentamientos civiles que dirimirán las cuestiones sucesorias. Los enfrentamientos de Juan II y Enrique IV contra diversas amenazas nobiliarias valieron a un nuevo y emergente personaje, Juan Pacheco, hacerse con el Señorío de Villena.

Es Pacheco un personaje imprescindible en el siglo XV español: ambicioso, intrigador e instigador, es un político maquiavélico en época de Maquiavelos. De origen no deslumbrante logrará medrar en la Corte Castellana, al tiempo que se decidió a reconstruir y ampliar el territorio del Señorío. Suyas fueron de nuevo las plazas de Villena, Chinchilla, Albacete y Alarcón, pero también se añadieron las de Alcaraz, Villarrobledo, Jumilla, Requena, etc.

Pero su alineamiento en la cuestión sucesoria tras Enrique IV acabará por alejarle de sus grandes ambiciones. Primero contrario y luego impulsor de la causa de Juana la Beltraneja

Juan Pacheco fue, por tanto, un personaje temido y respetado, pero no querido. Ni por el resto de nobles ni, mucho menos, por los habitantes de los territorios administrados, que se veían sometidos a continuos abusos y cobros injustificados. Antes de su muerte, en 1474, legó su Señorío a su hijo Diego López Pacheco, persona de carácter muy distinto, y que vería rápida y definitivamente mermados sus territorios a manos de los Reyes Católicos.

Asistimos con ello a una dinámica nacional: la irrupción de una monarquía centralizada y poderosa que acabará con las intrigas y rebeldías nobiliarias que habían caracterizado los siglos precedentes. Quedaban así cómo escasos privilegios los otorgados a las ciudades y sus consejos, que paulatinamente irán cediendo ante el poder regio, como definitivamente sucedió tras la Guerra de las Comunidades de 1520.

Es en este punto donde el profesor Petrel detuvo su relato, jalonado de apellidos –Manuel, Pacheco, Mergelina,..—que a los villeneros nos resultan familiares pero que esta charla nos ayudó a situar, al tiempo que nos brinda oportunidad para reflexionar sobre la “gloria” de tiempos pasados en los que Villena no era sinónimo de un ciudad o sus gentes, sino de aquellos que la gobernaban.
frente a los apoyos a Isabel la Católica, sufrirán sus descendientes el respaldo equivocado.

02 febrero 2007

Blogs y libros: A sueldo de Moscú

Decididamente, hay que ser políticamente correcto. Con esto no queremos abogar por esa posición paniaguada, hoy tan común, en las declaraciones públicas. Tampoco a ese aguachirlismo imperante en los planteamientos políticos, más bien lo contrario. Hoy, en las recomendaciones lectoras del fin de semana, queremos reconocer la coherencia ideológica y expositiva que realizan algunas personas extremadamente políticas.

Claro, todo esto cojeando por la siniestra, que de otras ramas quizás hablemos en futuras ocasiones. Para que un blog político funcione –entiéndase esto cómo que reciba multitud de visitas y comentarios—debe ofrecer información fresca, comentarios ácidos y un tono distendido y partidista. Todo ello con el objetivo de que los convencidos se alegren de encontrar un lugar en el mundo virtual y los contrarios se solivianten y trolleen en los foros.

Aclaramos que esto tiene sentido en una web personal, un blog o bitácora, y no tanto en un medio de comunicación pretendidamente serio: ofrecer opinión camuflada como información es amarillismo. Por eso “Escolar.net” no es un medio de comunicación, sino un cajón desastre de esas noticias que a algunos nos interesan por darnos en la razón en aquello que la necesitamos, mientras que “A sueldo de Moscú” es nuestro alimento espiritual, nuestro hálito gamberro que nos reconforma al redescubrir que es posible la diversión en la izquierda. No todo va a ser perder batallas y las ganas de eso.

A sueldo de Moscú

Don Ricardo es una de esas rara-avis que quedan en Izquierda Unida. Galo resistente a la romanización no es en absoluto un zorocotroco de esos que mandaban en el comité central y ahora cuentas las batallitas del abuelo. No señor. Ricardo Royo-Villanova es un quinqui de las ideas, un guasón de la política, que claro, no se come un colín ni en su partido, más que nada porque le leen al día tantas miles de personas que en la Federación Madrileña no saben todavía si quererlo u odiarlo.

Lo mejor de Don Ricardo, sus lectores lo llaman así, es que es un ocurrente. Es uno de esos tíos que sueltan la gracia y te ríes… y lo piensas. Yo me lo paso teta. Entren en su web, denle una oportunidad a su tono y súmanse al rollo particular que tiene un tío letrado, de buena familia, mejor comer y colmillo canino frente a la política actual. Les dejo con un aperitivo, pinceladas de su biografía particular:

“Cuando el furgón de la Guardia Civil le trasladaba a la cárcel de Carabanchel, el editor Ricardo J. Royo-Villanova no podía dejar de recordar aquella tarde de verano en que llevó a cabo su primer gran acto político, a los 8 ó 9 años de edad, al grito de “sois todas unas putas menos mi abuela", dirigido a varias parientas reunidas en torno a una partida veraniega de cartas. Este primer gesto rebelde le valió un par de bofetadas indecentes propinadas por su padre. […]

Pidió su afiliación en el Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista, con lo que ingresó en las cosmopolitas filas del proletariado. Esta, como todas las aventuras políticas en las que se ha visto envuelto hasta la fecha, acabó mal, ya que aquel partido terminó en la Casa Común de la Izquierda (o sea, en el PSOE), cosa a la que nuestro amigó se opuso en un sonado congreso cuyo resultado fue de 1.600 votos a favor de la gran traición, una abstención y un voto en contra (el de Ricardo J.)”.


Carrillo, Pasionaria y Anguita

Con mayor solemnidad y, por ello, mucha menos equidistancia se suelen abordan la biografías de personajes ilustres, mucho más si se trata de autobiografías, es decir, “las memorias”.

Santiago Carrillo es un tótem de la izquierda española. Bueno, más bien es una referencia obligada para todos los costados políticos que se interesen por la historia reciente. No tienen más que pasarse por la Wikipedia, en el artículo referido al dirigente comunista aparecen tres advertencias: la página esta “semiprotegida” para que no se produzcan cambios sin previa discusión, las inserciones deben estar fundamentadas en bibliografía publicada y existe desacuerdo sobre la neutralidad de texto que actualmente aparece. A nadie extrañará las intensas discusiones que todavía hoy genera el personaje.

Santiago Carrillo guarda a sus noventa y pico años una memoria y lucidez prodigiosas, que además ha dado lugar a dos volúmenes de sus memorias. Son páginas intensas, vibrantes, testimoniales de la historia de España, pero también autojustificativas (Carrillo, según Carrillo, no se equivocó pretendidamente en nada) y con el gran limbo de lo que pasó en el Jarama. Sin embargo sus “memorias” tienen la virtud de saciar buena parte de la curiosidad que inspira el personaje, al tiempo que abre debates y discusiones.

Menos intensas son las biografías de Dolores Ibárruri “Pasionaria”, tanto por estar escritas por segundas manos como por esa personalidad, contundente pero taciturna, que la convirtió en mito antes que desapareciera. Menos discutida que Carrillo, aunque de trayectoria similar, su estela brilló como expresión del sufrimiento y valor, una especie de mater amantissima

Pero para personaje que desata pasiones ahí está el califa. Julio Anguita es recordado como la gran esperanza roja, el último dirigente capaz de encabezar las hordas marxistas hacia el triunfo electoral y el protagonismo político. Quizás por ello sus dotes se engrandecen en cada libro y sus defectos se convierten en virtudes. Sus espantás se convierten en necesarios mutis del guerrero herido, su hermetismo en sabia paciencia, sus incongruencias en ramalazos de necesario pragmatismo,… Admirado por su elocuencia y papel activo en los noventa, se le considera tanto por lo que hizo como por la falta de recambio.

En definitiva son lecturas clarificadoras de personajes y episodios, imprescindibles para conocer a esas personas que se han empeñado en trasformar el mundo en el que les tocó vivir y que, en este caso, guardan el enorme atractivo de no acabar con un happy-end pero sí con un testigo
entregada a la resistencia y la lucha, más que como ideóloga o dirigente política. que alguien debe recoger.