21 julio 2006

Maldita Memoria la Mía

Hace setenta del dieciocho. Ahora dicen que muerto el perro para qué la rabia. No quieren memoria para recordar que se dijo perdón, pero no olvido.

Juró lealtad al régimen legal y en el treinta y cuatro dijo cumplirla a rajatabla. En el dieciocho ya lo había olvidado. Fue un Golpe de Estado pero lo llamó Glorioso Alzamiento. Fue una rebelión armada contra la democracia, pero juzgó como rebeldes a los leales. Dijo que era una Cruzada pero guiaba a las más sanguinarias tropas moras. Dijo que nadie con las manos limpias tenía que temer. Eso dijo, pero a miles ejecutó y a todos encarceló mientras él seguía manchándoselas de sangre.

Dijeron una guerra rápida y duró cuarenta años. Dijeron quererla entera pero la preferían rota antes que roja. Dijeron ser revolucionarios, pero mientras otros se echaban al monte ellos ya estaban allí. Dijeron presentes, pero más vale que hubiese vivido el ausente. Dijeron autoarquía pero no pasaron hambre. Dijeron legalidad y ganaron al estraperlo. Después de un tiempo también dijeron democracia pero ya era Orgánica.

Le dijeron memoria de los caídos y mandó levantar monumentos. Le dijeron familia de los caídos y dio estancos, becas y el puesto para toda la vida. Le dijeron caídos pero querían decir los nuestros. El los entendió bien hasta que el también cayó.

Callado por flebitis hablaron otros. Antes dijo tenerlo todo bien atado pero le faltaba el nudo. Dijeron que ni un paso atrás, pero todos iban una carrera por delante del bunker. Luego, con fuerte golpe en el pecho, dijeron perpetuarlo, pero con ello se hicieron el harakiri. El elegido dijo jurar pero perjuró. Cosas de Torcuato.

En Semana Santa les dijo el joven que eso nunca pasaría y el viejo ateo vino con peluca. Volvieron muchos más y aquí se encontraron con los que nunca se fueron. Aquí aceptaron otra bandera, otro rey y otro amo. Ramón Tamames estaba allí hablando de comunismo del bueno, el sábado estaba aquí hablando de agua de la buena y el domingo estaba en La Razón hablando del buen caviar.

Ganó González y dijo digo: donde dije Marx digo más, donde digo OTAN digo otra. Ganó Aserejé y gritó enano cabrón, pero el bajito tenía memoria y una cuenta que pagar. Arzalluz también estaba por allí. Pactó con ellos, habló con ETA sólo un año después de Miguel Ángel. Llamó pancarteros y no oyó el No a la guerra. Ganó Zapatero y recordó las tropas, recordó que el matrimonio también puede ser amor y recordó que a veces, para que se vayan hay que indicarles la salida. También recordó todo lo anterior y a aquellos que necesitan ser recordados porque los han sepultado bajo falacia y tierra. Ahora, de nuevo, dicen que no quieren memoria, ¿para qué? prefieren la mentira.

Elegido por aclamación

Sí, fue un malentendido.
Gritaron: ¡a las urnas!
y él entendió: ¡a las armas! -dijo luego.

Era pundonoroso y mató mucho.
Con pistolas, con rifles, con decretos.

Cuando envainó la espada dijo, dice:
La democracia es lo perfecto.
El público aplaudió. Sólo callaron,
impasibles, los muertos.

El deseo popular será cumplido.
A partir de esta hora soy -silencio-
el Jefe, si queréis. Los disconformes
que levanten el dedo.

Inmóvil mayoría de cadáveres
le dio el mando total del cementerio.

Ángel González

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