23 abril 2007

Terapias: El amor en los tiempos del Chat

La Casa de Cultura ofreció el sábado una obra compleja pero divertida que además consiguió atraer a numeroso público. Apariencias, expectativas y relaciones sentimentales convocadas a través de las nuevas tecnologías constituyen el hilo conductor de “Terapias”.

Siempre nos enamoramos de alguien virtual. Conocer a la otra persona lleva tiempo y requiere de experiencias y nuevas situaciones, es más, incluso así siempre nos queda la duda de entender convenientemente a la otra persona. Así pues, que la relación se establezca a través de teléfono, internet o un amigo, parece tener poca importancia, incluso si un profesional de la psicología se pone por enmedio.

Terapias, la obra que pudimos ver el sábado en la Kakv, es una comedia terapéutica de Christopher Durang sobre el amor y el sexo que nos muestra los difíciles comportamientos humanos en un encadenamiento de situaciones absurdas y ridículas, pero no demasiado lejos de lo que vivimos cada día. Posiblemente, nuestras existencias no son tan complicadas como las de los personajes, pero Terapias nos recuerda que puede ser que también haya una posibilidad de encontrar el amor y la felicidad de la manera más inesperada.

Fundamentada en diálogos de sentencias breves pero aparentemente llenas de contenido, como las que se producen en un chat o en el diván del psicoanalista, la obra va deslizándose desde la presentación de los personajes, quizás algo estereotipados, a la relación que entre ellos se establece y la party que todos se montan. Destacan especialmente Marta Belenguer, cara conocida de la televisión (actualmente en “Camera Café”, antes en “Aquí no hay quién viva” y “Hospital Central”), y la estratosférica interpretación de Mamen García, actriz, cantante, pianista y compositora: una valenciana con una dilatada carrera de vocalista y compositora que encaminó su vida a ser actriz y que le ha valido el galardón a la mejor interpretación en los Premios de la Generalitat Valenciana.

Sexualidad difusa y amores forzados se van sucediendo en una escenografía polivalente, algo recargada al igual que las fachadas de los protagonistas. Buena parte de la obra transcurre tratando de entender las razones de la pluralidad sexual de ciertos personajes, que no se sabe si es una manera de llegar a un mercado más amplio o una ambigüedad real y trabajada, así que las relaciones sentimentales que se establecen no alcanzan a resultar muy profundas cuando el objetivo carnal parece ser lo predominante. Nada que no se vea en la realidad.

Las escenas se deslizan convenientemente entre una banda musical atinada y de esta manera los personajes van relacionándose e imbricando en un desvarío final que quizás no consiga arreglar más que estropea, pero a estas alturas ciertamente se agradece un guión abierto e imperfecto, de lectura diversa y que en definitiva trata de llevar algo de sentido del humor al sufrimiento humano. Valiente terapia.

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