¿Que no lo entienden?. Yo se lo explico. Por mucho que les hayan intentado confundir el onanismo no es lo que piensan. No señor. Lo dice bien claro en Génesis 38:
38.8 - Entonces Judá le dijo a Onán: «Cásate con la viuda de tu hermano y cumple con tu deber de cuñado; así le darás descendencia a tu hermano.»
38.9 - Pero Onán sabía que los hijos que nacieran no serían reconocidos como suyos. Por eso, cada vez que tenía relaciones con ella, derramaba el semen en el suelo, y así evitaba que su hermano tuviera descendencia.
38.10 - Esta conducta ofendió mucho al Señor, así que también a él le quitó la vida.
Así que déjense de monsergas. Onanista no es el que le da a la zambomba, tampoco es el que se aficiona al ONO. Onanista es el que pone la marcha atrás con el ánimo alevósico de no procrear y si, además, lo practica con la mujer de su hermano completa el versículo. Coitus interruptus y acostarse con la cuñada, ambas cosas deben estar muy mal vistas en las alturas, ya sean las del Olimpo o las de
De lo que no hay duda es que el protagonista de "Cien Años de Soledad" es un intenso vividor:
El coronel Aureliano Buendía promovió treinta y dos levantamientos armados y los perdió todos. Tuvo diecisiete hijos varones de diecisietes mujeres distintas, que fueron exterminados uno tras otro en una sola noche, antes de que el mayor cumpliera treinta y cinco años. Escapó a catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y a un pelotón de fusilamiento.
Así que entre tanta aventura no es extraño que también conociera (en el sentido bíblico) a la mujer de su hermano mayor. Efectivamente Pilar Ternera no fue una mojigata: fue la amante y mejor consejera de los Buendía, de manera que tuvo hijos con ambos hermanos en los más de 100 años que vivió. Mujeres así no quedan.
En una relectura atolondrada no ha habido tanta suerte a la hora de demostrar particularmente que Aureliano Buendía utilizara la paradinha como método anticonceptivo, es más, ante tan prolífico protagonista uno llegaría a pensar que más bien no utilizó ninguno, pero al menos hemos encontrado un episodio en el que el coronel, todavía impúber, mantiene un encuentro que queda a medias. Como siempre, la prosa de Gabo inigualable:
Aureliano echó una moneda en la alcancía que la matrona tenía en las piernas y entró en el cuarto sin saber para qué. La mulata adolescente, con sus teticas de perra, estaba desnuda en la cama. Antes de Aureliano, esa noche, sesenta y tres hombres habían pasado por el cuarto. De tanto ser usado, y amasado en sudores y suspiros, el aire de la habitación empezaba a convertirse en lodo. La muchacha quitó la sábana empapada y le pidió a Aureliano que la tuviera de un lado. Pesaba como un lienzo. La exprimieron, torciéndola por los extremos, hasta que recobró su peso natural. Voltearon la estera, y el sudor salía del otro lado. Aureliano ansiaba que aquella operación no terminara nunca. Conocía la mecánica teórica del amor, pero no podía tenerse en pie a causa del desaliento de sus rodillas, y aunque tenía la piel erizada y ardiente no podía resistir a la urgencia de expulsar el peso de sus tripas.
…si quieren saber más léanselo, el pasaje concreto pertenece al capítulo tercero, mientras tanto nosotros dejamos la búsqueda de la verdad sobre Aureliano y volvemos a la vida real, mañana nos ocuparemos de nuevo del onanismo buendiano, pero en este caso preocupándonos por lo que denuncia el artículo: las teleoperadoras. Será la monda.Leer la continuación del artículo...
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