04 agosto 2006

Pereza Cotidiana

Ese es mi estado vital diario: pereza cotidiana. Cansancio por la calor, hastío por las noches cortas y tórridas, aburrimiento constante por los mismos asuntos y las mismas posiciones. Continua y persistente pereza cotidiana.

Pereza cotidiana es lo que vivo en las sobremesas cuando, tras apurar gazpacho y sandía, me siento delante de la tele a ver OM. Si el año pasado Operación Triunfo era la reina de las vespertinas agostiles esta temporada le toca a otros artistas, los de la Operación Malaya. Con tanto chorizo en el secadero de Alhaurín de de la Torre me han obligado a hacer lo que todo el mundo asegura: verse los documentales de la 2. Pero no puedo con ellos, a las cuatro y media, cuando la leona del Serengeti agazapada tras los matojos deja de emitir sonido perceptible y sólo se oye un leve cri-cri-cri en la sabana africana, yo creo morirme y caigo como un torrezno durante veinte minutos que a mi me saben a siesta de de pijama y orinal.

Pero más sueño me da la calentuja guerrilla política de este pueblo. En horas tempranas oigo a Celia Lledó meterse con el concierto de Pereza y Coti y me parece que ella también lo dice entre felina y gacela, con el piloto automático puesto pero pensando más en la piscina del Agrícola que en la pista de tierra del Polideportivo. Suelta que en la Plaza de Toros hubieran venido los diez mil hijos de San Luís en cuenta del medio regimiento que finalmente acudió al toque de queda. Pues no creo, más o menos hubieran ido los mismos y la diferencia es que se hubiese notado bastante más. Otra cosa es que fuera Centro de Ocio, que alomojó la juventud se animaba en mayor número al tener a mano dónde seguir la fiesta.

Más acertada me parece una crítica general a lo que está pasando con los conciertos: artistas de hit-parade que cobran un riñón mientras otros se comen las sobras de la cacería, teniendo ambos en común que ni por unas ni otras logran completar aforo; proliferación de festivales aglutinadores que ofrecen a precio de tarifa plana la posibilidad de ver a todos los grupos que actuarán este verano en la provincia; o crítica a la juventud en general, ya que en este pueblo por mucho que se publicite convenientemente, se elijan fechas de asueto y se fiche gente en el candelabro, la chavalería prefiere una noche de disjockey en la Cábila a un concierto en directo, ya sea en el Polideportivo, en el Colosseo o en la Casa de Cultura. Sí, lo han adivinado: yo estuve en el concierto de Ariel Rot.

Quizá sea cuestión de que en Villena se siga la avispada táctica de los empresarios del puerto de Alicante que, como me contaba una amiga, le contrataban a ella y a su grupo de compañeras para que “hicieran bulto” buena parte de la noche en un pub pachanguero, de manera que cualquiera que asomase el hocico por la puerta viera que en el establecimiento había gente de buen ver y mejor beber a todas horas. Se sorprenderían de la efectividad de aquello de “dónde va Vicente”.

Eso sí, lo que no me desvela en las insomnes noches de verano es la mala baba que se gastan determinados elementos de este pueblo. Me refiero en este caso a los virtuales veladores del subsuelo, que más bien son disparadores contratados por el dueño de la caseta de feria. Todos sabemos que el arma está trucada, que su intención no es tanto tirar a dar como abrir fuego, sin recordar que es difícil que arda lo que ya está quemado.

A todo ese grupúsculo, que se contrata entre sí mismo para “hacer bulto” y aparentar que el cotarro está animado en un sentido, les recomendaría que antes de lanzarse al insulto cobarde (perfectamente aplicable a su rastrero y virtual proceder) aprovecharan el verano para la lectura aleccionadora.

Quédense con esta recomendación, que viene muy al caso: “Memorias del subsuelo” , nada menos que de Fiodor Dostoyevski. Les adelanto contenido: protagonizadas por un antiguo funcionario que ha perdido su trabajo, que se siente un “hombre subterráneo” y que por ello trata de ocultar su identidad a lo largo del diálogo que establece con los virtuales lectores, las “Memorias del subsuelo” revelan como un individuo cínico, rencoroso y vengativo… a la vez puede aparecer como un antihéroe de aguda inteligencia y morbosa sensibilidad.

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