18 agosto 2006

Son las perras, estúpido

Me recordaban anoche que ando posicionándome entre bandos y que, además, siempre tengo a un forero que se sitúa justamente en el contrario: si yo reivindico las luces de la república, él ilustra las sombras; si revelo fotografías de guerra, él dibuja un Israel herido; si yo hablo del metro de Valencia, el me manda en hidroavión a Guadalajara… o a otro sitio peor.

No pasa sólo con un forero, pero lo cierto es que me imagino a éste y a mí mismo rodeados por distintos redondeles de trazo gordo, como aquellos que de párvulo pintarrajeaba en la libreta señalando que aquello era un conjunto y lo otro era eso: otro conjunto cerrado. Es más, continuaba mis artistadas coloreando uno de rojo y el otro de azul. Poco a poco el cuaderno se llenaba también de conjuntos y subconjuntos, intersecciones y espacios comunes.

Puede que me pase algo así con el forero y, puestos a estirar el ejemplo, también deberá haber un espacio común entre, pongamos, el aguerrido Tarsicio y la alcaldesa Tortosa. Entre estas líneas vamos a intentar dibujarlo, ahora que puedo aprovechar que no me van a abuchear, ni a insultar, ni impedir hacerlo… vamos, digo yo.

Si la democracia sólo fuese elegir, en este pueblo habría ya un monumento dedicado “a los caídos por la causa”: aquí se puede escoger bando, comparsa y partido político, pero también plataforma, asociación y colectivo de afectados. Se puede estar a favor de la restauración y en contra del Centro de Ocio, se puede elegir entre alejamiento o soterramiento, entre Cortes de Pallás o Azud de la Marquesa, entre el parking en la Constitución o virgencita que me quede como estoy…

Me cuentan que también hay diferencias irreconciliables entre los que comen habas y los que prefieren los caracoles. Pero vamos a ponernos serios, que estamos hablando del parking, de nuestra seguridad, de nuestro futuro, ¡de nuestro subsuelo! (glorioso descubrimiento) … y de nuestra economía.

El mantra de la campaña electoral de Bill Clinton en 1992 fue aquel latiguillo de “es la economía, estúpido” , usado para resaltar que lo que le importa a la gente (votantes) es un buen sueldo a fin de mes. Ni ideología, ni cuestión social: estómago lleno. En villenero sonaría mejor decir “son las perras, estúpido” , aunque el insulto claro que se puede modificar, pijorra.

Hablando de Centro de Ocio y parking subterráneo nos referimos en realidad al futuro de la economía local, esa que anda por Europa lamentando la crisis del calzado y pidiendo ayudas y aduanas, es también la economía local la que no ha sabido articular suficientemente el ocio, es la economía de Villena la que hasta ahora se ha mostrado fofa ante tanto pueblo vecino que crece y nos come.

Es la economía local la que necesita de un Centro de Ocio y la que pide que no se cometan los mismos errores: que esto no sea un Petrer sin motivo para entrar al pueblo. Coincido con muchos en que lo necesario no es un gran centro comercial en la ciudad, lo imprescindible es que la ciudad sea un centro comercial: que sea atractivo abandonar la autovía y meterse por la Constitución, ir al Centro de Ocio, pero comprar también en las calles villeneras, en sus zapaterías, en sus mercerías,… incluso hacer la compra en el Mercadona, ese comercio que en su día obligó a los ultramarinos de toda la vida a cambiar de negocio.

Es la economía de este pueblo la que no se puede permitir por sí misma la rehabilitación de una Plaza de Toros únicamente como coso taurino, pero que sí que puede generar riqueza suficiente para que una empresa invierta esos seis mil millones que cuesta mantener la estructura, ceder dos mil metros al interés público, reconstruir su interior (incluyendo el espacio para celebrar las cacareadas “actividades plurifuncionales”), realizar el parking de la discordia y acabar la cesión del Centro al cabo de cuarenta años.

Es la economía de los comerciantes de la calle Constitución, el sueldo al final de mes y no a final de dos o tres años, la que se verá resentida durante el periodo que se construya el parking y no hay dudas de que son ellos los que necesitan ayudas, además de todas las explicaciones y seguridad necesarias. Pero hay un círculo que nos engloba a todos: necesitamos solucionar el futuro de nuestra economía y con ello el de nuestra ciudad… y el Centro de Ocio y su parking anexo son buenas propuestas. Continuando en lo dicho por Jesús Martínez: las gentes de Villena podemos sentirnos, a la vez, afectados y afortunados.

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