26 septiembre 2005

Melendi cantará al Alonso campeón y Palao lo verá

Juan, sabemos lo que está en juego, es más de lo que parece. Donde los demás ven un intransigente yo aprecio un quintacolumnista. Yo sí que te entiendo, aunque juegues al despiste y puede que estés dando demasiada publicidad a este evento. Si esta vez no va mucha gente, se verá la razón que te asiste.

Por fin descubrirán lo que para nosotros no puede ocultarse: el Melendi este, al igual que esos otros (Bebé, Manolo García, Ana Belén y Víctor Manuel), se creen muy rojeras pero enseguida se venden al mejor postor. Son embaucadores de ilusos que siguen equiparando la subversión con fumar porros, vestir mal y oler peor.

Creo que no todo es malicia en sus intenciones, seguro que se sienten embriagados por el éxito y el dinero y no son capaces de ver su incoherencia, pero coíncido en tu indignación por el hecho de que alguien pueda ganar tanto por tan poco: 17 millones por dos horas de concierto. Aunque claro, también hay muchos gastos que pagar: el equipo de trabajadores, el escenario, las luces, la seguridad, la publicidad, el transporte, etc. Peor es lo de Fernando Alonso, que gana 15 millones, en este caso de euros, para él sólo. En el precio no están incluidos ni los mecánicos, ni el coche, ni la chapa ni la pintura.

Yo, al igual que tú, quiero rebelarme contra este sistema que justifica esos sueldos por el mero hecho de ser el mejor conduciendo un coche o el que más discos vende. Sabemos la importancia que los medios de comunicación tienen en este tema y los intereses económicos que se mueven por detrás. Seguro que muchos justificarán la desproporción recurriendo a que ganan según son capaces de generar, que cobran mucho porque producen más, que mucha gente es capaz de pagar por verlos y que eso es una forma de libertad. En realidad, eso es una forma de negocio, se llama capitalismo y contra él te rebelas.

Lo que tú realmente quieres decir es que debe existir otro tipo de sociedad, otra clase de economía, en la que todos tengamos según nuestras necesidades. Cierto que en ocasiones también has caído en tentaciones, como pasó con La oreja de Van Gogh, OBK y otros más, pero aquellos no eran tan repelentes como el Melendi, ese tío que da grima, no por porrero, sino por esa pose de “soy requeteguay porque fumo yerba”.

Desde aquí te propongo el siguiente paso natural y coherente: desaconsejar la asistencia al concierto y hacer pública la promesa firme y sincera de que mientras gobierne el PP no se volverá a contratar un concierto que cueste más de cinco millones de pesetas. Y si no hay cantantes por menos de ese precio que no vengan.

Ah, y si nos vemos en el concierto de Melendi sabré que tú, al igual que yo, he ido a observar al enemigo.

No hay comentarios: