01 agosto 2006

Memorias de una geisha

El que aquí les escribe nació un 19 de julio, así que la semana pasada me llovieron regalos. Del cielo y de las manos de Celia, David y Andrés cayeron libros. La temática: ecología y pornografía. Todo muy verde.


Ayer me leí de un tirón las 515 páginas de la biografía de Jenna Jameson, la reina del porno ahora retirada. Me las bebí con el ventilador encendido a máxima potencia, pero el calor venía de fuera: es Agosto y a mí Jenna más bien me dejó frío.

Conocía el libro gracias al blog del otrora ilustre villenero Fran J. Ortiz. No quiero decir que ya no sea ilustre, sino que está exiliado. Escribe Fran todas las semanas en EPdV y escribió el pasado 21 de julio acerca del libro que ambos hemos leído. Contaba que su lectura le ayudará en un próximo proyecto, pero no aventuraba ninguna crítica sobre el texto, así que ahí va la mía: “Cómo hacer el amor igual que una estrella del porno” está escrito con el culo.

Argumento penoso, personaje superficial, traducción ortopédica. Tan, tan malo que no pude dejar de leer. Pero como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes.

La traducción:

Publicado por Martinez Roca, editorial del grupo Planeta, le han encargado a un tal Martín Arias su traducción. Seguro que este tío ha sido antes doblador al castellano de cine porno, ¡¡porque lo que se dice traductor!!.

Joder, cómo chirría la cosa. El Martín este se hace la picha un lío a cada rato y para mí que ha tirado de traducción automática del Google o algo asín. Página 61: Jenna se pide un “agua mineralizada”. Página 67: Llega la Policía y los “paramédicos”. Página 86: “Tony está fuera de control, pero haré todo lo que pueda para refrenarlo, incluso si eso implica herirlo en el corto plazo”. Así todo el libro.

Martín: no se dice “asoleándose”, más bien es “broncearse”; está mal “enceguecido”, suena mejor “cegado”; y aquí, en el árbol de Navidad, preferimos poner “espumillón” antes que “oropel”. Por no hablar del error constante de traducir “exciting” por “excitante”, confusión especialmente peligrosa en un libro sobre una estrella del porno. Eso sí, nada tan incómodo como la muletilla “No bien” que el tío se empeña en utilizar para todo.

Tengo apuntadas tres hojitas repletas de fallos, pero no sólo de errores en la traducción, sino el concepto mismo de lo que debe traducirse. Por ejemplo, el pavo se dedica en este libro a explicarnos someramente en una Nota del Traductor que Traci Lords fue una actriz porno (no dice nada más) o que “X” es la clasificación que en EE.UU. recibe el cine para adultos. Gracias Martín, gracias por ayudar a los que compran este libro por error, pero eso sí, intenta explicar también qué es el cine clamp o buscar los títulos que las películas de Jeena han recibido en España.

Bueno no sigo, quédense con esto: hay gente que hace muy mal su trabajo en la editorial Martínez Roca y no me refiero sólo al traductor.

El argumento:

Uff. El mismo que una película de Antena 3 al mediodía y que Jenna resume en la página 494: “Los finales felices son el producto de trágicos comienzos”.

“Cómo hacer el amor…” es una loa al sueño americano, completado además con un “Happy End” amoroso, profesional y económico. Alguien salido de circunstancias adversas (huérfana de madre, hija de padre ausente de la vida cotidiana, hermana de un quinqui drogata y atraída constantemente por los chicos malos), logra a base de constancia, esfuerzo y dolor salir adelante y ser la número uno en aquello que se propuso. Aunque “aquello” sea chupar pollas; profesión igualmente digna pero que daría más juego en un libro bien escrito.

Todo ello contado en primera persona y sin hacer ni puto caso al contexto. Uno no sabe muy bien en qué año estamos, ni cómo es recibida socialmente la profesión de Jenna. La irrupción del SIDA en los rodajes es mencionada de pasada.

Menuda desilusión, en este libro no se habla de cine porno, ni del mundo que lo rodea. Se habla sólo de Jenna Jameson y además desde un punto de vista jabonoso. En definitiva, se trata de una hagiografía.

El personaje:

Ya que Jenna es la protagonista de todas las páginas hablemos de ella. Lo cierto es que en el libro no hay sombra de cuestionamiento del personaje: lo bueno se lo ha ganado la protagonista a pulso y lo no tan bueno se debe a las malas compañías. Jeena no explica sinceramente las razones que le llevan al porno (indica que lo hace por vengar unos cuernos de su novio Jack), ni las de su éxito (entre otras, dejar su culo libre en sus películas), etc. Pero lo cierto es que la tía se alarga en dar innecesarias justificaciones para todo: sus adicciones a las metanfetaminas, su anorexia, sus relaciones con la familia, su matrimonio fallido, etc.

Jenna aparece así como una tía que no se entera de nada, que pasa por su vida abriéndose de piernas y cuyo único mérito (que no es poco) es haber sabido desarrollar un olfato comercial que le ha llevado a ser número uno y en cuyo recorrido no es ajeno la publicación de este libro.

Después de acabar el libro he llegado a la conclusión de que por fin he leído unas “Memorias”. Había leído biografías y autobiografías de personajes que insertan su vida en un contexto más general y que explican lo que les ha tocado vivir y en la manera en la que lo han hecho, pero nunca me había enfrentado a unas memorias personalistas, un territorio que en este país pertenece a folclóricas, toreros y demás ralea.

Pero eso sí, quizás en el caso de los personajes patrios pueda tener algún interés desvelar ocultos líos de cama, pero en el de Jeena Jameson conocer que se ha follado a actores porno, rockeros viciosos y a sus dos maridos, no deja de ser algo conocido y que es mejor verlo en sus videos que leerlo en su pretendida biografía.

En fin, viva Boggie Nights y que te den Jenna Jameson.

Enlaces:

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Por fin le encuentro una utilidad a un blog. Buen artículo... y mejores galerías de fotos y videos en el enlace.

Mediatic.

Villenerías dijo...

Carne, sólo queréis carne. Pues yo os la daré... por cierto si quieres hojear, incluso leerte el libro, dimelo y de paso montamos una tertulia.

Anónimo dijo...

Todo se andará, que ya se me han acumulado 8 ó 10 y sólo voy a tener una semanica de vacaciones... Por lo demás, adelante con la carne!

Francisco J. Ortiz dijo...

Aquí el "ilustre exiliado", aunque de ilustre tenga más bien poco...

... Pues qué quiere que le diga, yo me lo pasé estupendamente, más allá de que los aspectos negativos que señala yo también los veo. Será que me pilló menos exigente y que sabía más o menos lo que iba a leer.

Por cierto, si quiere leer unas memorias pornófilas bien escritas y duras, muy duras (aunque no dejan de ser unas memorias, no una historia del porno), le recomiendo la brutal "Garganta profunda" de Linda Lovelace (Ed. La Fábrica). Un mal trago (y no es un chiste fácil).

[Por cierto, gracias por los enlaces.]

Villenerías dijo...

Ilustre: seguramente Ud. lo leyó en el idioma del Imperio y se ahorró disgustos. Buscaré lo que me indica, aunque creo que también veré algún video, que ya va tocando. Por cierto, alguien debería escribir una novela inspirada en estos sórdidos ambientes.

Mediatic: para la carne no se espere a mí, se sorprendería de lo que internet mal empleado puede ofrecerle.

Anónimo dijo...

Hacer lo que queráis, criaturas, pero exijo la exclusiva sobre la novela del pornófilo éste...

M.