En la tarde del sábado pareció como si Villena quisiera recuperar su legado de tres culturas: mora, cristiana y sefardita. La charla de Luis Delgado y sus compañeros del Quarteto de Urueña sólo rivalizó en interés con el posterior concierto, una fascinante delicia.
Ni Luis había esperado tanto público en su intervención previa, ni los asistentes imaginaban tanta sensibilidad en la ejecución del concierto del Teatro Chapí, pero lo cierto es que ambas actividades se completaron perfectamente, resultando una sesión inolvidable para todos los presentes.
Luis Delgado acumula larga experiencia como músico y musicólogo volcado en la recuperación de composiciones e instrumentos medievales, al tiempo que siente necesario divulgar el fruto de tanto empeño. Afortunadamente el Teatro Chapí fue sensible a estas inquietudes y programó una charla a las siete de la tarde que acercó las principales claves de una labor de recuperación musical que tiene mucho de cruzada. Delgado habló de las tres culturas: cristiana, andalusí y sefardita, que nutrieron la cultura del medioevo español, destacando en particular la importancia de las cantigas de Alfonso X y otros códices, en el primer caso, la continuidad de la tradición oral en lo referido al islám, y la viveza de la música sefardita actual.
Recordó el músico que “nadie puede erigirse como fiel intérprete de la música medieval” ya que lo que nos ha llegado son “anotaciones sencillas, que no indican ni la velocidad de ejecución ni los instrumentos necesarios” por lo que en ocasiones la única ayuda complementaria es el texto y con ello la posibilidad de ser cantado a un tempo u otro. Los intervenientes en la charla destacaron en especial este último elemento: el hombre medieval no vivía y trabajaba al ritmo actual, por lo que su música no puede reflejar una velocidad contemporánea. Fue en ese momento cuando se sugirió una atinada comparación: interpretar música medieval exige también introducir claves actuales, de igual manera que hoy no degustaríamos la gastronomía medieval, tan falta de sal como sobrada de grasas, de igual manera.
Con todas esas premisas adelantadas se dio paso al concierto de los cuatro virtuosos: el propio Luis Delgado, que continuó introduciendo atinadas explicaciones antes de cada composición; Cesar Carazo, que emocionó con la claridad y timbre de su voz; Javier Bergia, extraordinario músico de viento, y Felipe Sánchez Mascuñano, a cargo del laud y la guitarra morisca. Distintos instrumentos fueron paseando por el repertorio, como fue el caso de la viola de brazo, la zanfona, el laud andalusí, la vihuela y diferentes percusiones. De hecho fue acertada la introducción de un instrumento actual, el clarinete en clave jazzística, en distintos momentos dedicados a las composiciones sefarditas; aderezo que fue perfectamente entendido gracias a las explicaciones previas. En definitiva, músicos e instrumentos, consiguieron recrear momentos irrepetibles, por poco frecuentes y esperados, que el público agradeció sentidamente.
Con todo ello queremos indicar que la doble sesión programa en la tarde-noche del sábado resultó un espectáculo completo por cuanto se aprendió y disfrutó, resultado final al que no es ajeno que esta vez, y es cierto que van muchas, los espectadores de Villena se sumaran en número e interés suficientes.
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