08 marzo 2007

El verdadero origen del Día de la Mujer

Muchas son las versiones sobre el origen de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer y muchas son también las intenciones que lo han acompañado. A través del presente artículo tratamos de recoger la explicación que ha aportado la investigadora Ana Isabel Álvarez.

Quizás la confusión sobre el motivo causante de esta celebración provenga de que el Día de la Mujer no se fundamenta en un acontecimiento aislado, sino que se engloba en un contexto histórico e ideológico mucho más amplio. En nuestro país, erróneamente, se vincula la conmemoración del 8 de marzo al incendio ocurrido el año 1908 en una fábrica textil de Nueva York, dramático suceso provocado por el propio empresario que trató así de poner fin al encierro que las trabajadoras llevaban a cabo en sus instalaciones. En Estados Unidos, además, el origen del Día de la Mujer también se vincula a una importante manifestación de obreras del sector textil en el año 1857.

Tradicionalmente se ha admitido que son estos dos acontecimientos los que animaron a la alemana Clara Zetkin a proponer en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague los días 26 y 27 de agosto de 1910, que se organizara una jornada internacional denominada Día de la Mujer. Sin embargo investigadoras como Ana Isabel Álvarez, de la Universidad de Oviedo, han demostrado la falsedad de esta explicación.

Álvarez ha constatado que ni en marzo de 1908 se produjo el incendio, ni en 1857 la huelga. Lo que ha encontrado son otros acontecimientos al menos igual de importantes. Así el 25 de marzo de 1911 se produjo un incendio en la "Triangle Shirtwaist Company" de Nueva York, suceso de enorme trascendencia en la historia contemporánea de EE.UU. Este acontecimiento, sucedido un año después de la propuesta de Zetkin, evidentemente no pudo causar la celebración del Día de la Mujer. De hecho la primera convocatoria internacional de esta jornada reivindicativa fue el 19 de marzo de 1911 y en aquella ocasión sólo fue secundado por cuatro países: Austria, Alemania, Dinamarca y Suecia. Sería en 1914 cuando se celebrase el primer 8 de marzo unitario.

Álvarez, una vez desechados los acontecimientos que no causaron la celebración, se ha preocupado por establecer aquellos que sí lo hicieron. Según la investigadora la fecha que nos ha llegado hasta hoy como jornada de reivindicación y lucha de carácter mundial se fijó el 8 de marzo de 1917, la jornada en la que las mujeres rusas se amotinaron ante la falta de alimentos en el país, dando con ello inicio al proceso revolucionario que acabaría en el mes de octubre de ese mismo año.

Ana Isabel Álvarez llega con ello a una nueva conclusión: la confusión acerca del origen de la jornada, la ocultación de la contribución rusa y la mezcla de acontecimientos de manera que pareciese que había surgido de los Estados Unidos, no es una circunstancia casual, sino un intento de resaltar en menor medida la repercusión de los hechos de la Rusia revolucionaria, magnificando por contra la primigenia lucha feminista emprendida desde EE.UU. Con ello la autora no trata de modificar el momento presente, donde el 8 de marzo tiene una repercusión internacional, sino de aclarar cual fue el auténtico origen.

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