08 marzo 2007

Lorena Amorós explicó como Orlán, con su carne y la cirugía, define una nueva mirada femenina

Orlan se fija en las diosas mitológicas que los hombres han construido para así definir una nueva identidad. Pero su creación no es una materia inerte: la artista se somete a la cirugía estética para definir en su cuerpo algo que no es sólo la suma de las partes.

Elegir a Lorena Amorós como ponente y a la artista francesa Orlán como motivo de la charla fue un acierto a la hora de aunar una nueva ponencia del que junta distintas partes no por su armoniosa composic
ión, sino por el nuevo significado aparecido tras el trabajo.ciclo “La mirada de los artistas” con la conmemoración del Día de la Mujer. Sin embargo, no fue tan oportuna la coincidencia de actividades culturales que ayer se produjo.

El miércoles por la tarde fue el momento elegido para el debate sobre el futuro urbanístico de Villena, una ilustrativa charla sobre diabetes y un nuevo debate en la Fundación Ntra. Sra. de las Virtudes, además de la conferencia que comentamos. Quizás por eso el público presente no fue muy numeroso, pero Lorena supo elegir un tema de gran interés y los asistentes supieron apreciarlo.

Orlán es una artista que ha comenzado a recibir más atención en nuestro país, de hecho no es ajeno el interés que Lorena vierte en esta creadora puesto que su tesis doctoral acerca del autorretrato y la definición de la imagen actual contiene un estudio creativo y novedoso sobre la francesa.

Las creaciones de Orlan son fascinantes y ambiciosas por radicales, además de por el uso de las nuevas técnicas y su servicio a la performance y la representación espectacular. Su arte carnal es, sin duda, una expresión extrema que bebe de referentes previos (iconografía judocristiana y mitológica) pero que a través de un nuevo medio, el acto quirúrgico, logra reconstruir su identidad al tiempo que se definen sus nuevos rasgos externos.

La artista, antes de someterse a las operaciones estéticas, elabora en el ordenador una amalgama de las principales características de las deidades femeninas. Pero su interés no se refiere a los cánones de belleza que representan, sino a sus hazañas legendarias. Fruto de ello es una composición imperfecta surgida del conglomerado de rasgos esenciales de Venus, Psique, Diana,… Con todo ello se somete a una intervención quirúrgica que no busca la mejora estética o el rejuvenecimiento, sino la reconquista de una nueva mirada personal y exterior.

No es banal resaltar que sus intervenciones son realizadas por una cirujana: sus compañeros masculinos no entendieron la voluntad de Orlan de someter a su cuerpo a cambios estéticos no encaminados a la belleza. Por el contrario su intención es la de definir una nueva estética

De esta manera se convierte en la primera artista que utiliza la cirugía como medio, subvirtiendo con ello la escala dominante que legitima a la mujer como una creación del varón, algo especialmente apreciable en el mundo de la estética. Con todo ello la artista se convierte en un cuadro viviente, antibello, antiestético, pero cargado de significados. Además reflexiona profundamente sobre la correspondencia entre cuerpo e identidad, circunstancia absolutamente relevante en el caso de la transexualidad o, más cercano, a la inadecuación ante roles sociales ligados al género.

Orlán además tiene interés en hacer de su proceso creativo algo conocido y apreciado, de manera que el quirófano se convierte en un estudio artístico y las operaciones en procesos creativos retransmitidos por satélite. Así su piel se convierte tanto en frontera del cuerpo como linde entre la vida y el arte, el peligro y el refugio. Además su sangre también se transformará en relicarios y estampas veneradas, al modo de una moderna religión con una diosa que vive su Pasión.

Lorena fue deteniéndose también en algunas de sus creaciones más recientes, como la serie de cuarenta dípticos del postoperatorio, pero radicando el valor fundamental de su charla en querer acercar un arte ampliamente reflexivo, a la par que violento en la ejecución.

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