19 marzo 2007

Emocionado homenaje a Roseta

Las paredes de la ermita de San Antón acogen una muestra pictórica singular: gracias al recuerdo y cariño de los familiares de Rosa Linares García, Roseta, podemos apreciar la evolución en la producción plástica de una persona sensible que ya nos falta.

Hablamos pues, más que de una exposición al uso, de un sentido homenaje encabezado por los familiares pero que ha recibido el fundamental apoyo del Ayuntamiento de Villena y la Casa de Cultura. Hasta el próximo 30 de marzo será posible visitar la muestra de la obra de esta alcoyana de origen, pero villenera de adopción, que desplegó su pasión por el dibujo desde bien temprano.

Fue en la Casa de Cultura donde recibió clases de indudables maestros locales: Yolanda Pérez, Rafa Hernández y Pedro Marco, que sacarán provecho de la meticulosidad y paciencia de Roseta. La inquietud de la alumna le llevará a formar parte de la Asociación de Pintores Alicantinos y al Movimiento de pintura Biarense, además de participar en continuas exposiciones colectivas e incluso durante doce años, entre 1994 y 2006, trabajar con otras dos pintoras villenenses, Ague Marco y Juana María Hurtado, en un pequeño taller varios días a la semana.

Precisamente fue Ague Marco la que leyó un tierno manifiesto entorno a la persona de Roseta y su triste desaparición el año pasado. La emocionada lectura fue acompañada musicalmente por jóvenes intérpretes de oboe y piano que lograron así crear el ambiente propicio para el homenaje a alguien muy querido y recordado.

El numeroso público presente, tras la bienvenida de las autoridades y la lectura biográfica, pudo pasar a contemplar las obras colgadas de los muros de la ermita de San Antón. Allí se apreciaron como la pintura de Rosa Linares transita entre los ejercicios técnicos, normalmente figurativos y que indican el progresivo dominio del color, la forma y la composición, y algunas referencias mucho más oníricas y evocadoras.

También pudieron comprobar como algunos temas eran especialmente queridos por Roseta, en particular los elementos florales, amén de las vistas urbanas, como el óleo que en 2006 tituló “Atardecer en Villena” y que muestra el perfil de los monumentos más conocidos, Castillo y torres eclesiásticas, recortados sobre un cálido ocaso.

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