20 marzo 2007

Una explicación al Tuning

Algo debe tener el agua cuando la bendicen… y algo se nos escapa a muchos mortales cuando comprobamos que vehículos pintados de fucsia reventón y con faldones de mesa camilla, como los que se pudieron ver en el 2º Tuning Show, son objeto de envidia y codicia.

En vista del éxito que supuso la primera ocasión, el recinto ferial acogió este fin de semana la segunda edición del Tuning Show “Ciudad de Villena” y la Muestra de Vehículos de Ocasión. En esta nueva experiencia fueron muchos los villeneros que se acercaron a los más de 1.500 metros cuadrados que ocupaba la exposición de coches de segunda mano, kilómetro cero y semi-nuevos, a fin de conocer precios y posibles ofertas.

Sin embargo el mayor punto de encuentro para los curiosos fue el Tuning Show, el espectáculo que se situaba tras la verja, y que por el precio de un euro permitía asistir a una concentración de coches modificados y repintados hasta borrar todo recuerdo de su origen de fábrica. Además la organización dispuso un potente acompañamiento musical, amén de actuaciones de breakdance, hip-hop, go-gos y mucho más.

Sábado y domingo quedaban así repletos de actividades que, sea dicho de paso, fueron seguidas por numerosos jóvenes asistentes venidos de nuestra localidad y otras poblaciones cercanas. Muchos de ellos se preocupaban por conocer el detalle de las modificaciones técnicas de cada vehículo, así como la potencia de los equipos de sonido y, como no, el importe de tan extremas reformas.

Si bien es cierto que la ostentación de tapizados, caballos y watios, es la norma general en este tipo de encuentros no es menos verdad que la camaradería y sana competencia reinaba entre estos aficionados que suelen coincidir en numerosas ocasiones. Sólo así es explicable que tengan cabida en el mismo concepto de Tuning exclusivos modelos de
gran cilindrada, pero también modestos utilitarios e incluso esos vehículos que se pueden conducir sin carnet, eso sí, todos debidamente modificados.

Para un visitante externo puede resultar chocante la cantidad de dinero que es posible gastarse en la transformación de estos vehículos, por lo que parece pertinente buscar alguna explicación. De hecho el fenómeno del Tuning es visto con interés por distintos sociólogos que en algunos casos han encontrado una justificación más allá del ánimo de apariencia y destacar ante los demás: los aficionados al Tuning rara vez son cabezas de familia o jóvenes que deben hacer frente a un hipoteca, son chicos que encuentran en el coche el elemento propicio para participar socialmente, viajar, relacionarse, ligar, constituyendo además un lugar en el mundo que se cuida y trata con tanto mimo y presupuesto como muchos otros deben dedicar a los muebles de Ikea o la cuota mensual del banco. Muchos de estos jóvenes pasan más tiempo dentro o junto al coche que en sus casas, por eso no es extraño que se dediquen a pintar y decorar sus vehículos tanto como otros haríamos con nuestra vivienda.

Sea esta la explicación sociológica o no, lo cierto es que la modificación de vehículos es un negocio pujante y rentable, según se pudo ver el domingo, que además basa sus criterios estéticos en algunas razones a las que el abajo firmante sí que no tiene explicación.

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